
El hueso más duro de roer del Maloka completó su mejor parido en esta edición y a punto estuvo de acabar con Iker Gordon, que salvó la eliminatoria en el último tanto del joko de desempate, tras un empate a cuatro y después de repartirse un joko cada uno, muy igualados ambos.
Con un global de 28 a 26 tantos, nadie fue mejor que nadie, ni nadie mereció más que nadie, estuvieron igual jugando diferente. Iker Gordon basaba su velocidad en su rapidez de desplazamientos para defenderse, su potencia en el golpeo y esas bajadas que nos suele firmar, sobre la txapa y como destellos de cometas que atraviesan el cielo y las ves y no las ves. Aitor Hueso, en cambio, trota por la kantxa, pero suele estar donde hace falta, lleva la pelota con las dos manos, la acaricia para cortarla y la cruza mucho, teniendo su remate preferido en ese paralelo de izquierda, que en esta eliminatoria se le fue por centímetros en varias ocasiones.

Deportivos ambos, sin gestos a la galería, discretos en todo menos en su juego, que fue de primerísimo nivel. A Mikel Goñi le dejaron así, animaba a los dos, porque lo que se persigue en el MALOKA-GALIPA no es que gane uno u otro, sino que den espectáculo. Estos lo dieron, y del bueno, porque están entre los mejores.


Parciales del primer joko: 0-3, 7-3, 7-6, 8-8, 8-10, 10-10 y 12-10. Es decir, Hueso empezó haciendo los tres primeros tantos, pero respondió Iker Gordon con una tacada de siete seguidos, para ponerse con franca ventaja. Después, hubo un tramo igualado, con Hueso en ventaja de dos tantos (8-10) y, finalmente, se impuso IKer Gordon, cerrando el joko con cuatro tantos seguidos.

Parciales del segundo joko: 2-2, 3-3, 5-5, 6-6, 7-7, 8-8, 11-8, 11-12. Muy parejos todo el joko, manteniendo Hueso sus opciones de ir al desempate, cosa que logró al final, con un a tacada de cuatro tantos, en el momento más difícil, porque estaba en pelota de partido Iker Gordon y Hueso salvo 4 y, al contrario del final del primer joko, en este segundo, fue Hueso quien hizo los últimos cuatro tantos.

Parciales del joko de desempate: 2-0, 2-2, 3-3, 3-3, 4-3, 4-4 y 5-4. Casi se puede decir que ganó Iker Gordon en la foto finish y que ganó, porque sólo podía ganar uno. Y también que poder o merecer, quizás, merecieron y pudieron ganar los dos.
(He recortado la imagen original, para que ni los niños que aparecían se sientan señalados, ni sus aitas-amas tampoco. Mi intención era reflejar un hecho que se puede gestionar mejor con los pelotaris, no ofender a nadie, como ha sucedido. Pido perdón públicamente por mi error).
Al terminar el partido los niños salieron a cazar muñequeras. Se las quitaron. Se las iban a dar, pero, literalmente, se las quitaron de las muñecas. Me gustaría un poco más de respeto.
Ayer un niño, suponemos, utilizó un láser apuntando a jugadores mientras jugaban y paramos el partido. Nadie fue tan valiente para decir que él o ella había sido, pero sí escuchamos a una madre (presumiblemnete) que justificó el hecho diciendo que estaban jugando.
En mi niñez jugábamos con canicas, soldaditos de plástico, a la cadeneta... ahora juegan con el móvil que le llevan adherido a sus ojos, con el láser y también a comer "mierdas" y tirar los envoltorios al suelo, aunque tengan las papeleras a dos metros. Y se justifica porque son niños. Vale. Tenemos lo que merecemos. Bueno, unos más que otros. Y este comportamiento se justifica, mal futuro nos espera. Los niños de este siglo ya actúan como dioses, no hace falta que se lo digamos a todas horas. De vez en cuando, bueno, muy a menudo, habría que decirles que de dioses tienen bastante poco.
La anéctota fue "los botilleros de Hueso", que tenía, tuvo, hasta siete u ocho. Demasiados. Bueno, es un dato positivo, quiere decir que había muchos de su parte, apoyándole, queriéndole dar la consigna adecuada para ganar a Gordon. No tengo tan claro que todos le pudieran dar buenos consejos, como Hueso hay muy pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.