Estar en el sitio adecuado y en el momento preciso es una virtud al alcance de pocos. En la kantxa medio metro puede ser una distancia inalcanzable. Llegar, pero un segundo tarde, puede suponer un tanto en contra. Un tanto, a veces, marca la diferencia entre ganar o perder.
Tener prisa es tan inapropiado como ir demasiado lento. Las ansias por ganar entorpecen más que ayudan. La paciencia de saber esperar es una virtud. La víbora es paciente y peligrosa; su mordedura puede ser letal. El mosquito te clava el aguijón, notas el pinchazo, y le aplastas de un manotazo por insolente. ¿Tú a quién escogerías de rival?
La velocidad o ritmo idóneo cambian al inicio y al final del partido. Lo que pierdes con un mal inicio cuesta recuperar después. Si sacas ventaja y te relajas... igual te arrepientes. Lo único que cuenta es llegar a 25 antes que tu rival.
La pala en el Maloka tiene muchos apeaderos, pero no en todos para el tren.
Cada partido es una guerra de desgaste, precisión, resistencia... inteligencia. No siempre hay una segunda oportunidad.
Hay circunstancias difíciles de entender... En la jornada II del Maloka una pareja vence a otra. Inesperadamente. Al final de la liguilla del grupo, la que perdió ese día acaba en primer lugar en la clasificación del grupo. La pareja que ganó aquel día ha acabado siendo la última clasificada del grupo.
Hace un par de días había un marcador 24 a 17. Ese marcador clasificaba a los que ganaban y mandaba a casa a los que perdían. El siguiente tanto lo hicieron los que perdían y luego los que ganaban, 25--18. Los perdedores del partido pasan a 1/8 de final por ese tanto 18. Los ganadores se van a casa. Circunstancias que no son sencillas de explicar. Pasaba el tren y unos lo cogieron, los otros se entretuvieron sacando los billetes. El tren, se fue. había sitio en él para ellos, pero lo perdieron.
ENDIKA--I. RAMOS han jugado un gran partido contra una gran pareja, una pareja temible para casi todos. No tenían nada que perder, ya lo habían perdido todo o casi todo. Se puede apostillar que jugaron bien hasta que Del Horno calibró la mira telescópica de su zurda de oro, si, pero los colorados defendieron excelentemente, corrieron, se entregaron y compitieron de manera sobresaliente. Hasta se permitieron rematar tantos que sumaron puntos y recogieron merecidos aplausos. No habían hecho eso en los dos partidos anteriores ante rivales de menos empaque; ni en el que perdieron (no jugaron nada de nada), ni en el que ganaron.
Habrá quien diga que se van con la cabeza alta. Habrá quien diga que deberían haber jugado así los partidos anteriores. Aquí todo el mundo opina, pero sólo uno escribe.
Oskar sostiene a Del Horno. Del Horno pone el Vega Sicilia en la mesa, pero Oskar cocina y sirve en bandeja los mejores platos. Si no estuviera Oskar como un coloso, Del Horno no comería en el Restaurante Victoria cada tarde en el Maloka.
Del Horno es un francotirador exquisito. Oskar cava la trinchera y Del Horno dispara con precisión y mata. Y si no te mata, te deja herido. Te rematará después. Oskar es un león, dará su vida por ser el rey del Maloka. Del Horno es una libélula, te hipnotiza con sus movimientos, se mueve tan rápido que tus ojos no pueden seguirle. Hay millones de insectos, pero Del Horno es la libélula del Maloka.
Del Horno sabe que el león es importante para defenderle. Oskar sabe que él necesita una libélula para su jardín. Del Horno cree en Oskar. Oskar cree en Del Horno. Suman juntos, suman mucho juntos, son exponenciales.
Oskar ha jugado seis Malokas antes. Tres con Del Horno (2016-2017 y 2018). Oskar no ganó el Maloka sino con Del Horno. Fue en 2017.
Del Horno también ha jugado seis Malokas. Ya jugó con el gran Igor Tajada, pero no ganaron. Ya jugó con Belarri, pero no ganaron.
En deporte, sólo puede ganar uno. Y generalmente, es el mejor, pero no siempre. Las circunstancias cuentan, la suerte, las lesiones, el viento... la pelota es, a veces, caprichosa. Entra por un cm. Se sale por un cm.
Suena el pitido del tren. Se acerca. ¿Dónde están las maletas? ¿Los billetes? No te olvides los billetes. ¿Quién te llama ahora? Cuélgale. Venga, vamos, que el tren ya está aquí... No nos espera.
El tren es una máquina que nunca se humanizará. Del Horno--Oskar son dos humanos que pueden actuar como máquinas con una pala en el Maloka.
Esta tarde me han gustado ENDIKA--RAMOS. Esperaba poco de ellos y han dado mucho, lo han dado todo. De hoy en adelante, se merecen mi respeto, pero solamente si juegan como hoy. Hay que exigir el máximo siempre. No sé si es el caso, pero hay jugadores que se crecen ante un rival de categoría. Partidazo de ENDIKA Arriortua. Partidazo de Iker RAMOS.
ENDIKA--I. RAMOS 15
DEL HORNO--OSKAR 25
Los jugadores nunca dan mérito al juez; ellos son los protagonistas, se saludan al finalizar el partido... sonríen, se abrazan, son camaradas del frontón. Al juez ni le ven, ni le miran, ni le saludan... le ignoran. Al juez le dejan siempre en tierra, no hay sitio para él en el tren de los pelotaris.
Dan Necol es diferente.
Acaba el partido de Del Horno--Oskar. Casi 300 personas en el frontón. Hora de las neskas pelotaris. No se va nadie de las gradas. No sé quién ha hecho posible que Inge--Lauri y Zugaza--Silvia jueguen en el Maloka con casi 300 personas en las gradas. Una mente maravillosa, la misma que puede hacer que jueguen ante 20 y no 300. Nadie se para a pensar en ello, creen en las casualidades. Las mentes maravillosas son las que más sufren.
¿En qué otro frontón pasa eso?
Qué se lo pregunten a Roman Maldonado, botillero de las azulonas ¿Acaso a él no le gustaría jugar en el Maloka en este ambiente? Sí, saldría sonriente, con voz dulce y envuelto en la albiceleste. Román, tú vives de los sentimientos que emocionan. Como yo. Nos rodea gente que vive de otra cosa. Algunos lo llaman Neuros.
El otro spicker dijo que era la final femenina anticipada. No sé si alguien pudo ofenderse. Tal vez. Pero... ese dice verdades como puños. Estas cuatro hace semanas que sacaron el billete para la final. Se han pasado unos cuantos ratos entrenando, especialmente, Inge. Sus días deben ser más largos que los del resto.
Laura Saez no necesita entrenar. Es la Annemiek van Vleuten del ciclismo. ¿No sabéis quién es Annemiek? Bueno, la Vingegaard de le Tour de France. Este es un hombre, seguro que le conoceréis. Está por encima. Es mejor que el segundo mejor. Como Laura Saez, pero a ella no le gusta que lo digamos en alto.
Inge es tan grande que te da hasta envidia por no poder ser como ella. Inge se toma el Maloka como el reto deportivo del año. Da el 100% en cada segundo del partido. Su zaguera es la mejor, sí, pero Inge compite como nadie. Eso es un don adquirido, no es innato. Tiene un mérito enorme. Lo entrena varias veces por semana, dentro y fuera de la kantxa. Como sus días tienen más de 24 h puede hacerlo.
Pon una INGE en tu vida.
Si yo enfermo, ella se ofrece a hacer las crónicas.
Si me ve decaído me trae jalea real.
Si hay que poner las pancartas, las coge en silencio y las coloca.
Si hay que estar en el marcador, está.
Inge es de 10. Nunca piensa en Neuros.
Cuando muchos miran, ella ve. Mirar lo hace cualquiera, ver sólo está al alcance de los elegidos. Inge siempre está.
En el Maloka hay muchas estrellas.
Inge tiene la luz de la humildad y brilla más que las estrellas.
Inge es importante.
Las estrellas son sustituibles.
Si existieran 10 Inges tendríamos un Maloka femenino espectacular. Pero sólo hay una. Solamente se clonan a los imperfectos. Por eso hay demasiados.
Inge puede jugar cualquier día. Su vida es muy aburrida. No tiene nada que hacer nunca, por eso viene cada tarde al Maloka. Los lunes no se va de compras al Ballonti, ni de tiendas al Max Center; los martes no tiene cumpleaños; los miércoles no sale de fiesta; por lo tanto, los jueves no tiene resaca; los viernes no se va de fin de semana; los sábados ni siquiera tiene despedida y los domingos vive según el Nuevo Testamento.
Hay tantas cosas que no puedo entender.
Me esmero. Hago todo lo que puedo, pero no puedo entender.
Inge, de Güeñes, siempre está dispuesta para jugar en el Maloka.
Laura Saez, también. Total, la gasteiztarra vive ahí al lado, en Eskoriaza.
No son solamente las txapeldunak del Maloka.
Su mérito es ganar. Su virtud es la clase de personas que son.
No hay como ellas. Ya lo siento, pero a ellas no les tengo que mendigar para que jueguen una tarde en el Maloka.
Eso solamente lo puedo decir de ellas.
Me preguntó que clase de tonto soy.
Debo ser de los más grandes.
El tren se va.
El tren no va a volver.
Es decir, volverá, pero no habrá billetes para muchos.
Para Inge, sí.
INGE--LAURI 25
ZUGAZA--SILVIA 20
Fue muy atractivo el partido de chicas. El mejor de los mejores en ambiente. Hay un ojo en el frontón, es el ojo que todo lo ve, desde otra perspectiva, diferente al resto...
Zugaza--Silvia comenzaron pensando que podían ganar, pero no plantearon el partido correcto. Pronto vieron que no podían ganar, Inge compite y Laura es un rebote móvil. Entonces, se rindieron, tiraron las pelotas por todos los sitios posibles, ni se entendían en kantxa, hasta se estorbaban, sus palas se tornaron escopetas. No sé si intervino el botillero, pero paró la hemorragia.
Lo que estaba penalizando a Zugaza--Silvia no era su manejo de la pala, ni su físico, era su inteligencia en cortocircuito. Cuando Román ajustó los cables, y con el partido sentenciado, y sin que Inge--Lauri bajaran los brazos, Zugaza--Silvia dieron lo mejor de sí, alentadas por la grada, y vimos unos tantos que hicieron soñar en un milagro. Momento para el recuerdo. Al final, lo lógico, el tren ya se había ido... corrieron para alcanzarle, pero era imposible ya.
El tren no espera. Es una máquina. No tiene sentimientos.
Zugaza--Silvia sonrieron en su derrota más dulce. Se fuero pensando que sus rivales no pierden nunca, pero que ellas les pueden ganar, con el planteamiento correcto, con el juego perfecto... porque Inge--Lauri no saben perder, no han aprendido todavía.
Naia, zuri esker aurten Maloka Neskak Txapelketa aurrera atera da. Eskerrik asko jokatzearren!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.