Con el alcalde de Zierbena, Eugenio Mendikote, de testigo, Iker Gordon, el Robocop del MALOKA, no da opciones de lucimiento a la mágica zurda del sestaoarra David Ruiz.
Yo pienso que todos esperábamos un mejor partido, más igualado, con acciones más eléctricas y de pura habilidad, pero Iker Gordon no está para bromas. Viene al MALOKA con el cuchillo entre los dientes y su maquinaria bien engrasada. Su humanidad la deja guardada en la motxila y la recoge al acabar el partido. Compite como un profesional, que lo es, si no fuera por los que no merecen ser nombrados.
David Ruiz, un jugador de dibujos animados o de álbum de cromos quedó desdibujado, pero no perdió ni la sonrisa, ni la compostura. No necesita botillero, más que nada, porque quien decide dentro de la kantxa es él. Pero lo tiene, un aita fiel y resignado a la suerte.
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