Este mes hace 19 años que se murió mi madre, Teresa.
(Mª Teresa Ollobarren Elguera Txabarri Burusteta)
Cuando terminé de estudiar Magisterio, en casa andábamos bastante mal de medios para subsistir. Mi aita se gastaba el dinero en sus vicios y había meses que no entregaba ni una peseta en casa. Mi madre sufría como nadie esta situación y salíamos adelante con las cosas de la huerta, los huevos de nuestras gallinas, algo de lo que quedaba del cerdo que se mataba cada año, los conejos que criábamos... y de coger caracoles, lapas, pajarillos... bueno, lo que se podía...
Recuerdo muchas veces a mi ama Teresa con las alpargatas rotas, saliéndosele las uñas por los agujeros... mi madre era de darnos todo y, si quedaba algo de sobra, para ella. Mi padre era de pensar solamente en él, cuanto más nos hacía sufrir más feliz se le veía.
Mi madre, en su bendita ignorancia, me insistía en que iría a ese colegio de Muskiz de la fotografía superior a pedir trabajo para dar clase allí y empezar a llevar algo de dinero a casa. A mí me daba vergüenza y tenía el convencimiento de que a mí no me iban a coger en el San Juan Bautista, porque mi familia no era una de esas familias a las que se les abren todas las puertas, que conozco muchas en mi pueblo, pero no voy a nombrarlas, porque, luego, se molestan y dejan de saludarme.
Yo que veía el esfuerzo diario de mi madre Teresa, finalmente, superé mi vergüenza de niño de pueblo y fui a entregar mi curriculum de maisu al San Juan Bautista de Muskiz.
40 años después, aún no me han llamado. Puedo decir que mi presentimiento se ha cumplido.
Mi madre Teresa ya se murió hace este mes de mayo 19 años. Y se murió orgullosa de pasar penurias, pero conseguir que su hijo saliera adelante y estudiara maestro. Yo también estoy muy orgulloso de tener la madre que tuve, fue la mejor que podía tener, no la cambiaría por ninguna otra madre, fui afortunado en ello...
Mi madre Teresa ya se murió hace este mes de mayo 19 años. Y se murió orgullosa de pasar penurias, pero conseguir que su hijo saliera adelante y estudiara maestro. Yo también estoy muy orgulloso de tener la madre que tuve, fue la mejor que podía tener, no la cambiaría por ninguna otra madre, fui afortunado en ello...
Cuando tenía 10 años mi madre me compró a plazos una enciclopedia (Enciclopedia Universal Sopena), para que pudiera buscar las palabras cuyo significado no entendía, que eran muchas. Han pasado 50 años, y mi vida ha dado muchas vueltas, pero la enciclopedia de mi madre Teresa aún la conservo intacta. El Tomo 9 era el que más miraba. Tenía mapas, muchas ilustraciones de anatomía, naturaleza, arte y geografía..., aprendí mucho con ella.
Cuando me muera y me entierren, me gustaría llevármela conmigo, tendré mucho tiempo para leer, entonces. Me la leeré entera. Y, además, yo no quiero que acabe en un basurero. Yo quiero que me entierren al lado de mi madre Teresa, quiero decirle todas las cosas bonitas que no fui capaz de decirle en vida. Ahora ya no tengo vergüenza de decir lo que siento.
Ella no sabrá nada de mis últimos 20 años. Tendré muchas historias que contarle. Igual necesito otros veinte años para contarle todo, que a mí me gusta hablar de todos los detalles. Le diré que no, que nunca me contestaron del San Juan Bautista, pero que no me importó, porque trabajé 30 años en el CEIP Concha de Karrantza y fui muy feliz allí, aunque estaba lejos de casa. Fui maisu, secretario, jefe de estudios, encargado del comedor y hasta estuve exitosamente tres años en la dirección del colegio, que abandoné voluntariamente porque era una tarea complicada para un hombre de pueblo. Y le diré que construí "El Mato", un proyecto infravalorado por quienes se les presupone capacidad para ello, pero que es un tesoro, un patio escolar adelantado a su tiempo. Es, quizá, por eso que algunos no lo valoran, porque, en el fondo, a lo mejor no son tan listos como se creen.
Le tengo que contar a mi madre Teresa que tengo un blog que se llama haixeder, que la nube está llena de mis fotos (más de 200.000, pero que me da mucha pena porque no tengo ninguna con ella) y que juego el Torneo Maloka con su nieto David y nos va a ver su biznieto Lier. Sé que le gustará mucho. Mi madre nunca me reñía si iba al frontón. Mi padre, en cambio, me ponía todos los impedimentos posibles y cuando iba a regresar a casa, para que no me pudiera duchar, vaciaba todo el agua caliente del depósito. Pese a todo, nunca dejé de ir al frontón ni al fútbol, porque yo era feliz haciendo deporte.
Tengo muchas cosas para contarle a mi madre Teresa, sí. Y le llevaré una foto de Amaia. Mi madre no la conoce, se murió antes de que yo conociera a Amaia. Pero se la presentaré. Le va a gustar, porque Amaia es urbanita de Barakaldo, pero su corazón es de una mujer de pueblo, como el de mi madre.
Y le diré que no se preocupe, que en estos años que ella no ha estado para preocuparse por mi, su hija (mi hermana Mari Nieves) y también Amaia lo han hecho muy bien, como ella siempre lo hizo.
Y le tendré que contar que Celia Garmendia, mi madrina, también se ha muerto. Bueno, igual se han encontrado en el cielo, aunque con toda la gente que debe haber allí, no sé... Si se encuentran seguro que mi madre le vuelve a contar lo de aquella vez que mi padre nos llevó a Bilbao a comprar ropa porque teníamos una boda y él, bebe que te bebe cerveza tras cerveza, se compró unos zapatos nuevos en una zapatería del Casco Viejo y... para hacerlos a los pies se los llevó puestos. Nos mandó a mi madre, mi hermana y a mí para casa, en tren y autobús, y él se quedó a seguir bebiendo cerveza, que en Bilbao había muchos bares. Mi padre apareció en casa al de dos días, tiró los zapatos en la cocina y dijo que eran una puta mierda... y se fue a dormir. Mi madre Teresa cogió los zapatos y vio que todavía tenían los papeles o cartones, que se les pone dentro para darles forma, totalmente desechos, molidos... de andar mi padre dos días seguidos por Bilbao, de bar en bar sin quitárselos.... A mi madrina Celia le gustaba mucho oír esta historia y otras muchas que mi madre contaba con mucha gracia... a pesar de todo el sufrimiento que pasó.
Ella no sabrá nada de mis últimos 20 años. Tendré muchas historias que contarle. Igual necesito otros veinte años para contarle todo, que a mí me gusta hablar de todos los detalles. Le diré que no, que nunca me contestaron del San Juan Bautista, pero que no me importó, porque trabajé 30 años en el CEIP Concha de Karrantza y fui muy feliz allí, aunque estaba lejos de casa. Fui maisu, secretario, jefe de estudios, encargado del comedor y hasta estuve exitosamente tres años en la dirección del colegio, que abandoné voluntariamente porque era una tarea complicada para un hombre de pueblo. Y le diré que construí "El Mato", un proyecto infravalorado por quienes se les presupone capacidad para ello, pero que es un tesoro, un patio escolar adelantado a su tiempo. Es, quizá, por eso que algunos no lo valoran, porque, en el fondo, a lo mejor no son tan listos como se creen.
Tengo muchas cosas para contarle a mi madre Teresa, sí. Y le llevaré una foto de Amaia. Mi madre no la conoce, se murió antes de que yo conociera a Amaia. Pero se la presentaré. Le va a gustar, porque Amaia es urbanita de Barakaldo, pero su corazón es de una mujer de pueblo, como el de mi madre.
Y le diré que no se preocupe, que en estos años que ella no ha estado para preocuparse por mi, su hija (mi hermana Mari Nieves) y también Amaia lo han hecho muy bien, como ella siempre lo hizo.
Y le tendré que contar que Celia Garmendia, mi madrina, también se ha muerto. Bueno, igual se han encontrado en el cielo, aunque con toda la gente que debe haber allí, no sé... Si se encuentran seguro que mi madre le vuelve a contar lo de aquella vez que mi padre nos llevó a Bilbao a comprar ropa porque teníamos una boda y él, bebe que te bebe cerveza tras cerveza, se compró unos zapatos nuevos en una zapatería del Casco Viejo y... para hacerlos a los pies se los llevó puestos. Nos mandó a mi madre, mi hermana y a mí para casa, en tren y autobús, y él se quedó a seguir bebiendo cerveza, que en Bilbao había muchos bares. Mi padre apareció en casa al de dos días, tiró los zapatos en la cocina y dijo que eran una puta mierda... y se fue a dormir. Mi madre Teresa cogió los zapatos y vio que todavía tenían los papeles o cartones, que se les pone dentro para darles forma, totalmente desechos, molidos... de andar mi padre dos días seguidos por Bilbao, de bar en bar sin quitárselos.... A mi madrina Celia le gustaba mucho oír esta historia y otras muchas que mi madre contaba con mucha gracia... a pesar de todo el sufrimiento que pasó.
Qué bonito y qué nostálgico las cosas que escribes y qué has vivido, qué pena no haberte conocido antes seguro que hubiera cambiado mi vida.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte gudari.
Seguro que sabes quién soy pero prefiero quedar como anónimo.
Amigo Rober.
ResponderEliminarMe resulta duro leer tus vivencias e imaginar todo lo que a tu ama la vida la hizo pasar.Donde este,quizas charlando con la mia,la mando un abrazo.
Otro para ti.
Nos vemos en los frontones.
Rober eres increíble sigue escribiendo.
ResponderEliminarUn
Rober me gustaría decirte muchas cosas pero mi pluma no sabe expresarse con ese don que tú tienes.
Eres increíble sigue escribiendo.
Un abrazo
.
Historias tristes, muy tristes pero bonitas, muy bonitas.
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