domingo, 2 de abril de 2023

ALDAETXEA, casa rural en Karrantza

Treinta y pico años  es mucho  tiempo, es como un libro interminable, lleno  de  historias, de momentos  y de personas. Algunas pasan por  tu  vida  un tiempo corto, pero  se  quedan  en  ti para  siempre. La belleza física  te  impresiona, pero  se va  enseguida,  según pasan los  años. Es  la  belleza del  corazón,  los  valores de algunas personas, lo  que  hace  que  te  cautiven  y  se  queden contigo para  siempre.

No importa  que  no  les  veas,  no importa  que  no  hables, son okupas de  tu memoria, son  inolvidables momentos  de tu historia. Quizá,  nunca nadie nos  vio juntos;  quizá, nunca  nadie  supo  que  éramos  amigos; quizá, nadie  pudo imaginar  el aprecio mutuo que nos  tenemos; pero  ella y  yo  lo  sentimos.

Agurtzane  Ugartemendia no es una  flor, aunque para  mucha gente lo  es. Para  mí ella  es  un  jardín lleno de  flores.

Agurtzane  Ugartemendia no  es una estrella, aunque para  mucha  gente, quizá, lo  sea. Para mí  es el universo de luna,  sol,  cometas, planetas, asteroides y galaxias.

Agurtzane  Ugartemendia no  es un árbol, aunque su fuerte espíritu pueda  parecerlo. Para mí  ella  es  el  bosque  entero.

Su último proyecto ha  sido  reconvertir  su  casa  familiar en  casa  rural. ALDAETXEA, en  Manzaneda  de  Biañez (Karrantza). Le prometí  que iría  a verla. Y  pienso  cumplir mi promesa.


En  Karrantza  he  conocido  gente  maravillosa, gente sencilla, de pueblo,  pero gente que  hace  que  pasar de  paso por la  vida  haya merecido la pena. Karrantza  tiene naturaleza espectacular  y  personas inolvidables. Agurtzane  Ugartemendia   es una  de  esas personas  que  caminan en  silencio, pero  dejan  huellas  imperecederas.

Barnetegi  en  Sukarrieta  con LH4 en 2014. 
De  laguntzaile no  viene  ningún maisu,  ninguna  andereño  del CEIP Concha.  De laguntzaile  viene una amatxu de la  clase, la de  Haimar Abad Ugartemendía,  Agurtzane.

Miradas ojipláticas. Desaprobación. Comentarios. Lo típico y tópico.

Aquella madre me  hizo  comprender que no hay  título ni  diploma que  te   convierta  en  un  maisu o  andereño de categoría. Eso se lleva  dentro, en  tus  valores,  en  tus  convicciones, en  tu  humildad,  en  tu  fuerza interior...

Si me hubieran  dejado,  a la  vuelta  del  barnetegi  habría  puesto a  aquella  amatxu  en la  dirección  del  colegio. Convencido  estoy  que no me habría querido jubilar a los  63,  y  que habría  aguantado hasta  los  65.

Aunque como hay que  ser positivo, así,  tendré  dos años más para  escribir historias... de sheriffs y  de  bandidos, que  de  ambos  bandos he  conocido.


Amigos y  amigas  de  LH4 - 2013/14:
ESKERRIK ASKO POR  HACERME  TAN  FELIZ   


Nunca  os olvidaré.
Ni  a  ti,  Agurtzane.

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