Treinta y pico años es mucho tiempo, es como un libro interminable, lleno de historias, de momentos y de personas. Algunas pasan por tu vida un tiempo corto, pero se quedan en ti para siempre. La belleza física te impresiona, pero se va enseguida, según pasan los años. Es la belleza del corazón, los valores de algunas personas, lo que hace que te cautiven y se queden contigo para siempre.
No importa que no les veas, no importa que no hables, son okupas de tu memoria, son inolvidables momentos de tu historia. Quizá, nunca nadie nos vio juntos; quizá, nunca nadie supo que éramos amigos; quizá, nadie pudo imaginar el aprecio mutuo que nos tenemos; pero ella y yo lo sentimos.
Agurtzane Ugartemendia no es una flor, aunque para mucha gente lo es. Para mí ella es un jardín lleno de flores.
Agurtzane Ugartemendia no es una estrella, aunque para mucha gente, quizá, lo sea. Para mí es el universo de luna, sol, cometas, planetas, asteroides y galaxias.
Agurtzane Ugartemendia no es un árbol, aunque su fuerte espíritu pueda parecerlo. Para mí ella es el bosque entero.
Su último proyecto ha sido reconvertir su casa familiar en casa rural. ALDAETXEA, en Manzaneda de Biañez (Karrantza). Le prometí que iría a verla. Y pienso cumplir mi promesa.
En Karrantza he conocido gente maravillosa, gente sencilla, de pueblo, pero gente que hace que pasar de paso por la vida haya merecido la pena. Karrantza tiene naturaleza espectacular y personas inolvidables. Agurtzane Ugartemendia es una de esas personas que caminan en silencio, pero dejan huellas imperecederas.
Barnetegi en Sukarrieta con LH4 en 2014.
De laguntzaile no viene ningún maisu, ninguna andereño del CEIP Concha. De laguntzaile viene una amatxu de la clase, la de Haimar Abad Ugartemendía, Agurtzane.
Miradas ojipláticas. Desaprobación. Comentarios. Lo típico y tópico.
Aquella madre me hizo comprender que no hay título ni diploma que te convierta en un maisu o andereño de categoría. Eso se lleva dentro, en tus valores, en tus convicciones, en tu humildad, en tu fuerza interior...
Si me hubieran dejado, a la vuelta del barnetegi habría puesto a aquella amatxu en la dirección del colegio. Convencido estoy que no me habría querido jubilar a los 63, y que habría aguantado hasta los 65.
Aunque como hay que ser positivo, así, tendré dos años más para escribir historias... de sheriffs y de bandidos, que de ambos bandos he conocido.
Amigos y amigas de LH4 - 2013/14:
ESKERRIK ASKO POR HACERME TAN FELIZ
Nunca os olvidaré.
Ni a ti, Agurtzane.
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