Killo, eres mi vascoandaluz favorito. ¿Recuerdas la 1ª vez que nos vimos? Estaba yo jugando a pala en el frontón del Torneo Maloka y apareciste tú... Aquellos amigos tuyos y míos te pusieron conmigo para ver si perdía...¡qué cabrones! ¡no gané, pero me reí como nunca! En realidad, no perdí, gané, gané un amigo. Luego, en esta barra y en la otra, daba igual el bar, lo alegrabas tú. Siempre atento, siempre alegre, siempre positivo, siempre trasmitiendo energía... Y te asentaste en Castro; ya llevas tres comunidades autónomas conquistadas, Killo. ¡Qué fenómeno eres!
Con esto de la pandemia, sufro locura transitoria, como Robe. Miedo, confusión, agobio, impaciencia, dudas, rechazo, o sea, insoportable, pero lo superaré. ¿Sabes? Tengo unas ganas inmensas de que Amaia me lleve a visitarte y comerme esos mejillones y esa tabla de quesos... y que me des un abrazo, ¡tú si que sabes abrazar!
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