jueves, 8 de agosto de 2019

Más que pala en Isaba (y Navarra)

Dedicado  a Amaia por  ser como  es.

Para mí, que  soy un hombre de pueblo, los  272 km  que  separan  Zierbena  de Isaba  son un mundo. Pensar  que tengo  que  estar 3 h metido  en un  vehículo (y  eso  que  siempre  conduce Amaia) me pone  muy nervioso. Para  aliviar  esa  inquietud le  pedí a   Amaia que hiciéramos parada  en Pamplona para  comer. Ella  siempre  me  concede todos mis  deseos. Nada más llegar  a Pamplona saqué mi cámara  para  fotografiar  algunos monumentos que  aparecían  delante  de mis ojos.
Al ver  esta  estatua me identifiqué  con él: un  señor con  aspecto  de maestro   de pueblo,  con  sus gafas por la vista cansada y  escribiendo... Me  encantó la  estatua. Quise ir  a  comer a la Plaza  del Castillo,  al Tagliatella, porque  la primera vez  que  Amaia y yo  visitamos Pamplona  comimos  allí (habíamos ido  a la  tienda  de Perkain,  al  lado  del Labrit, a por material  deportivo para  el  club Galipa). Yo  ya  sabía lo  que  quería  comer antes  de entrar al  restaurante italiano: ensalada de rulo  de cabra y  pizza 4 quesos, con panes  de la casa. Nada  especial. Lo  especial  era  volver  a estar  allí  con Amaia.
La  sorpresa, la   inesperada  casualidad, fue  que  según nos  sentamos   a la mesa vimos  entrar en el Tagliatella  a Iker Arrastia,  mi ídolo campeón navarro  de paleta  goma.  Él había  quedado  también  allí para  comer  con su novia,  de nombre también  Amaia. Nos  saludamos, nos  abrazamos, ¡qué  sorpresa tan  agradable!   ¡Vaya  cómo  empezaba  mi fin  de semana por  tierras navarras! Iker Arrastia,  las  dos  Amaias y yo  quedamos  para  tomar café después y nos  llevaron  a un lugar  con  encanto: Mesón del Caballo Blanco,  desde  donde  se contemplaban las murallas y la  ciudad. Iker y su Amaia  son  encantadores y  de un gusto  exquisito. Yo me  siento    muy pequeñito  a su lado, pero  soy  feliz en su  compañía,  desbordan  cordialidad, humanidad...
 Las dos  Amaias vestían  de  amarillo  florido y lucen  dos  estrellas  azules en  sus miradas.
¡Qué  coincidencia!
¡Qué  coincidencias!
¡Las  casualidades  existen!

Hacia las  siete  de la tarde proseguimos  el  viaje  hacia Isaba, tras  despedirnos  de Iker ArrastiaAmaia. Era más tarde  de lo que tenía planeado, pero había merecido la pena. Fui  wasapeando  con  Edu  Glaria,  diciéndole por cada  pueblo  que pasábamos, para  que  no  estuviera  preocupado. Al llegar  a Isaba paramos frente  a esta casa de balconada  azul y le llamé. Se presentó  al momento y nos llevó  al  Txiki Ostatua, donde  íbamos a  dormir las dos noches  de Isaba.
El Hostal Txiki  está   en la  calle principal  de Isaba, la que  cruza  el pueblo, y también  al lado  del Hostal Lola,  donde  comimos tras  el desafío  de pala en el  frontón. Desde la  ventana  de la  habitación, la 104, se veía  esta  huertita  cuidada por  un  señor llamado  Emilio, junto  al  supermercado de Covirán.
En Isaba  la  gente  se  recoge  prontito y los  turistas  de fin  de  semana  madrugan para ir  al monte. Aún  así   hubo  tiempo  de  tomar  un trago  en el Kartutxo, con  Edu Glaria y un  eibartarra amigo  suyo.  
A la mañana  siguiente   me levanté  con fervorosos  deseos  de callejear  por  las  estrechas y  empedradas  callejuelas  de Isaba. Me iba  a  servir de  calentamiento para   el partido. Y para traerme  fotografías  de recuerdo... Amaia me  acompañó.
Isaba (Izaba en Euskera) es la villa más septentrional  de las  siete que  forman el Valle  del Roncal (Burgui/Burgi, Vidángoz/Bidankoze, Garde, Roncal/Erronkari, Urzainqui/Urzainki, Isaba/Izaba y Uztárroz/Uztarroze),  cruzado por el río Esca, que parte  de Isaba  al  confluir los ríos Belagua y Uztárroz y es afluente  del Aragón.
En  el  centro  está la iglesia  de San Cipriano, santo y mártir  de origen cartaginés del siglo III. Parece una  fortaleza, con bóveda  gótica (XIV) levantada  sobre  otra románica (XIII) de menor tamaño  y arrasadas por el incendio  de 1.427. Para  su  reconstrucción se  cree que  se utilizaron las piedras  de un antiguo castillo situado  en la parte alta  del pueblo, adonde  nos llevó mi instinto  de hombre  de pueblo, y pudimos ver una  bella panorámica  de la villa.
Los tejados  de las casas de madera y piedra de Isaba  son muy inclinados para  evitar la  acumulación  de nieve. Muchas  de ellas  tienen balcones de madera  cubiertos, llenos  de  flores (geranios) que  sobreviven  a los inviernos. Muchas  de las casas  tienen   acogedores porches  con jardín (dalias, hortensias, hiedras...).
Las callejuelas  de Isaba  no son para ir  con tacones, menos  aún las  sombrías. Caminando por ellas pensé  en  cuánto trabajo hubo  de hacerse para  construirlas y de dónde  sacarían tanta  piedra.
Me asombró que unas  casas están   muy  pegadas a  las  de enfrente,  con unos pasadizos de menos  de un metro,  a veces, los  regachos. Empecé  a pensar  que  si yo hubiera  vivido  en una  de ellas y  Amaia  en la  de enfrente,  me habría  escapado  y  saltado  de una ventana  a otra para  estar  con ella. En muchas  de sus puertas cuelga  el  eguzkilore.
El partido-desafío  del sábado de  más  de dos horas  bajo un  sol  de justicia y la juerga posterior iban  a dejar  un poquillo cansados a nuestros  compañeros,  así  que  Amaia y yo planeamos un  domingo  de  ruta turística por nuestra  cuenta. Tanto Arrastia--Amaia,  como  Gari, Baines y Glaria y también Josemari Anza nos habían  sugerido muchas  cosas...
 Dolmen de Isaba
Situado  junto  a un amplio aparcamiento, a la  salida  del pueblo hacia Belagua y Ochagavía.
Es, junto  al  de Arrako, uno  de los mejores  conservados  de la  zona y  se investigaron  entre  1961 y 1963,  encontrando  restos óseos, puntas  de flecha y otras piedras  de sílex, cuentas de collar, elementos  de bronce, un  colmillo  de jabalí usado  como  colgante y una pequeña pieza  de oro.
Estos monumentos megalíticos de entre  el  Eneolítico y la  Edad  del Bronce (2.000--900 a. de C.) mantienen su  estructura constructiva tal  como la  llevaron  a cabo  sus  antiguos pobladores. Actualmente,  se hallan al  descubierto, pero  estuvieron  cubiertos por  tierra o piedras, escondiendo  su  arquitectura,  a excepción  de la  entrada. En  el paisaje  sólo  destacaba la mayor o menor monumentalidad  del  túmulo.

 Agur, Isaba!

Despedimos a Isaba y nos dirigimos hacia Belagua.
Antiquísimos puentes  de piedra sobre  el río Esca, llamados puentes  romanos por  su  único arco, que  recuerda  a los  del imperio  romano, aunque   estos datan  del  siglo XV. 

Arrakogoiti, Keleta y Lakartxela pueden llamarse los montes  del  fondo.
Amaia mirando hacia Isaba y  el valle por el  que hemos  salido para  ascender hacia Belagua.
Hacemos  varias paradas  en la  ascensión al puerto y en 360º,  delante,  detrás,  a la izquierda, a la  derecha... las vistas panorámicas  son impresionantes.

Llevé mi camiseta  azul  del Maloka  2018.

Abajo  el Refugio  de Belagua.
A la ganadería y  explotación  forestal,  actividades tradicionales  de  estos parajes,  se ha  sumado dos nuevas, el turismo  de montaña y  el  esquí  en invierno. Las rutas y  sendas  se confunden  con los  caminos del ganado pirenaico. Lograr  el  equilibrio entre "lo antiguo" y "lo nuevo"  es  el  reto  de futuro más importante  de este territorio.
Pico Ori u Orhi (2.017 m), el  dosmil más occidental  de la gran  cordillera pirenaica,  situado  en la cabecera  del valle  de Salazar (Ochagavía, de donde es una amama de Gari,  es su  pueblo más pintoresco), en la frontera  entre  España y Francia.
La Piedra  de San Martín,  collado  de Ernaz (1.721 m).
Aquí, cada  13  de julio,  desde tiempos inmemoriales  se  realiza  el Tributo  de las Tres Vacas. Es una ceremonia que sirve  de encuentro a las gentes  de ambos lados de la frontera y que reúne a los vecinos  de los valles de Baretous (Bearne, Francia), que portan la bandera francesa, y Roncal (Navarra), ataviados  con sus trajes  típicos, y  en la que los primeros entregan tres vacas  a los  segundos, tras una  sentencia arbitral  de 1.375. Está considerado  el tratado en  vigor más antiguo  de Europa. Se trata  de compartir pastos y  fuentes, un acuerdo de convivencia.
El  alcalde  de Isaba, presidente  del acto, pregunta por tres veces a los baretoneses si  están  dispuestos, como en años  anteriores, a pagar  el Tributo  de las Tres Vacas de dos  años, del mismo pelaje y  cornaje y  sin tacha ni lesión alguna. Los preguntados  responden  que  sí en tres ocasiones.
Seguidamente, los alcaldes baretoneses colocan  la mano  derecha sobre la piedra o mojón y poniendo la  suya encima un  roncalés y  así  se van alternando los demás  representantes. El último  en poner la  suya  es el  alcalde  de Isaba, que pronuncia las palabras: Pax  avant, pax  avant, pax  avant (Paz  en  adelante).
Actualmente,  el  alcalde  de Isaba  es David Baines, uno  de los nueve  hermanos-as  de Mikel Baines y le pudimos  conocer el  fin de  semana.
En  algún lugar he leído  que la verdadera Piedra  de San Martin  desapareció  en  1.858 por el trazado  de límites entre España y Francia y que,  desde entonces,   el  Tributo  se  realiza  en el mojón  262.
Me interesó  la mezcla  de leyenda e historia de los hechos  acaecidos  en 1.373 y que motivaron la  sentencia  arbitral de  1.375. Cuentan  que en una fuente  del monte  Arlás se encontraron con  sus  rebaños  el  roncalés Pedro Karrika y el baretonés Pierre Sansoler. Discutieron, pelearon y Karrika mató  a Sansoler. Un primo  del  difunto organizó una expedición  en busca  de Karrika,  a quien no encontraron  en el puerto, por lo que bajaron  a Belagua, donde  tampoco encontraron   a Karrika, pero  si a  su mujer, Antonia Garde,  embarazada,  y la asesinaron. En Isaba la noticia  se  extendió rápidamente y  la  furia  por vengarse también. Un grupo  de convecinos, con Karrika  al  frente, salieron camino  de la casa  de Sansoler,  donde  celebraban la hazaña. Karrika y  su grupo  mataron a todos los presentes,  excepto a una mujer y  su niño  en brazos. Pero  en  la vecina Arette organizaron inmediatamente una  emboscada al paso  del  desfiladero,  exterminando   a la gran mayoría  de los  contrarios, unos  veinticinco.
Estos  sucesos llegaron a a oídos  del  rey navarro y  del  vizconde francés, que  realizaron vanos  esfuerzos por lograr la paz.
Entre tanto, los  enfrentamientos   continuaron y en la batalla  de Aguincea cayeron  53 roncaleses y 200 baretoneses, que  finalmente pidieron una tregua, llegando  al  mencionado arbitraje  de Ansó (Reino  de Aragón)  en  1.375.
Mirando hacia el  Arlás (2.044 m),  donde  Karrika mató  a Sansoler, y el Pico Anie (2.504 m) con pinos negros sobre la carretera  que  sube  hasta la Piedra de San Martín.
 Estación  de  esquí

...cuando los montes son más altos  que las nubes.

 Animales en libertad
Un lugar para meditar

La Venta de Juan Pito
 Arrastia, Gari, Baines... todos me habían hablado  de ella.
Y  era  hora tomar un pintxo y  echar un trago...
Regresamos hacia  Isaba y  paramos a conocerla.
Pedí un  Aquarius y  vi que había opción de bocata o pintxo. Los pintxos  de Juan Pito  no  son poca  cosa y   me  comí uno  de queso  roncalés y otro  de txistorra en la  zona  del bar. A  Amaia le bastó  con uno  de queso y un  zurito. ¡Deliciosos!   En   pocos minutos  el  comedor  de la venta  se había llenado ya y   algún  día iremos a comer  allí. Me quedé  con ganas, pero no quería perder  tiempo  en  comer, quería ver y ver más  lugares...
Desde allí mismo senderos entre hayedos  partían  hacia mil  sitios  diferentes... me  apetecía  recorrerlos  todos.
 En otro alto  en la  carretera, no  conseguí  encontrar el  dolmen  a Arrako y  sí la  antigua  ermita


 Subimos  al puerto  de Larrau y  descendimos  hasta  el pueblo.
En algunos  sitios  había  que parar...

Me  encanta  fotografiar a los  animales en libertad









 En  el pueblecito vascofrancés  de Larrau tenía un objetivo  claro:
conocer el Puente  Suspendido  de Holtzarte.

Me gustó  esta casita y  vi que había un  señor en la puerta,  así  que  me  acerqué   a saludarle y  tratar  de  entenderme con él.  Hablamos  un ratito,  en un euskera... diferente. Me  contó   cosas interesantes y me   ayudó  a buscar  el puente  suspendido.
Muy  bonito  Larrau,  un sitio  con  encanto. Me fijé en los carteles,  en los  rótulos, en las plantas de los jardines... me   llamó la  atención  el nombre de un  restaurante: ETCHEMAÏTE. Pero lo  que más me  emocionó  de Larrau  fue...
 ...su  frontón  de plaza libre.

En busca  del Puente  Suspendido de Holtzarte, por un  sendero de unos  2 km  en  ascensión, no tan   sencillito  como me lo habían  descrito, porque   presentaba  suelo  resbaladizo al  subir y peligroso  a bajar, me paraba  constantemente  a contemplar  el paisaje.
 Hayas que  se  retorcían...
...puentes   que atravesar...

...pendientes de pseudoescaleras...
...el permanente murmullo  de las  aguas  cristalinas  del  arroyo...
...raíces  desnudadas...

...bellas cascadas...


Y, por  fin,  el Puente  Suspendido  de Holtzarte.
Más  de 50 m  de longitud,  más  de 150 m  de  altura sobre la garganta  del  Arroyo d´Ohadibi.
Cruzarlo  es superar el vértigo y sentirte Indiana Jones.
Fue  construido por los italianos en  1920, para facilitar  a los trabajadores  de la acería Lombarda Morillo el  acceso  con la mayor rapidez posible a la explotación del bosque y poder convertir en  combustible la madera conseguida.
Es una  obra  de ingeniería que  conecta las dos vertientes de Holtzarte, valiéndose  de unos  soportes hormigonados de los que parten tensores y cables metálicos que sustentan la pasarela  de madera que  comunica los  dos  extremos  del puente.
Parece frágil, flotando  sobre el  cañón y  se mueve  con el  viento y el paso  de los  visitantes, pero  parece  seguro y  está  bastante  bien  conservado.  No   quita belleza al paisaje y  sorprende por su ubicación y  sencillez.
 Habrá  que  volver,  que mira  qué hora  es ya...
Pero  despacito para  no  tropezar...

 ...cógeme...


Objetivo conseguido.
 Urak dakarrena, urak darama.



 Oreka


De vuelta  atravesamos  buena parte  del territorio  de Iparralde, entre nieblas y paisajes bucólicos, propios  de las  melodías  de Benito Lerxtundi.



  Llegamos a Zierbena  a media noche.

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