El día que sepamos dónde vamos
ya habremos llegado.
Cada uno es lo que ha sido.
¿De qué sirve cuando mueras que la gente diga
lo que nunca te dijeron en vida?
¿De qué sirve que te lleven flores a la tumba
quienes pisotearon tu jardín cuando vivías?
De la Torre recordará el MALOKA de 2025, durante mucho tiempo. Pasó por el torneo dejando un juego alegre y atrevido y llegó hasta donde pudo o le dejaron. Fue el mismo, no imitó a nadie.
Tellitu volvió a sacar su guante, amuleto de superticiones no confesadas, y bordó dos jokos de escaparate. En una eliminatoria contra un zurdo peligroso, por inquieto e inquietante, le endosó un global inesperado: 24 a 10, que no deja lugar a dudas de quién fue mejor en la matinal de ayer, sábado, tras el sirimiri.
No hay momentos de sosiego,
en la batalla entre la rebeldía y el conformismo,
espíritu de desencanto
al que no le gusta el vino
y le convenía enborracharse y olvidarlo.
Y si surgen saludos y palabras,
tal vez notes la dureza de mi estilo
queriendo no herirte en nada
y en mi soledad sólo herirme yo mismo.
Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero,
enarbolando la bandera de la rabia.
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