Marcelino Bañales Tajada es uno de los hombres ilustres de mi ZIERBENA natal. Según la biografía oficial de este pintor de su época y sus gentes, nació en el barrio de Kardeo en 1942 y se crió en el barrio de La Cuesta. Me permito añadir que también vivió y pintó en la Playa de La Arena, mi barrio (aunque yo digo mi pueblo), en un 2º piso del nº 22, el segundo edificio que se construyó en La Arena en los años 70, junto a la casa donde yo nací y viví. Este artista, cuyo gigantesco mural sobre la vida y tragedia de las gentes del mar luce detrás del altar de la ermita de San Inazio (la ermita de mi pueblo que tiene anexionado el frontis del Torneo Maloka), permanece para la eternidad en su estatua de la kultur etxea de Zierbena.
Yo le recuerdo verle pasar con su barba, sus ojos pensativos y su humildad en el saludo. Cada vez que miro su escultura me parece estar mirándole en realidad, como lo hacía de niño cuando le veía pintar en su terraza sin que él se diera cuenta.
A mí me gusta leer sus poesías, aunque él tiene el público reconocimiento de un gran pintor de su tiempo. Me encantan sus poemas, me parecen poemas de un hombre de pueblo y me identifico plenamente con ellos. Os dejo dos ejemplos:
MI TESTAMENTO
Cuando me haya ido,
los niños seguirán pintando.
Quedarán los paisajes queridos.
Los árboles de la huerta florecerán.
Las olas, besarán como siempre
la arena rojiza de la playa,
y desde mi ventana no oiré el viento
cabalgando sobre el mar,
ni veré la niebla arrulladora
abrazando las montañas al pasar.
Cuando me haya ido,
dejaré mi testamento
a los jóvenes pintores.
Testaré la ría,
testaré mi mar,
testaré los montes
y testaré mi andar.
Los caminos que he pintado,
los que siempre quise pintar,
las rocas de la mina,
las olas de la mar,
las casas de mineros,
las gentes de mi pueblo
y las cosas del hogar.
Cuando me haya ido,
no quedará vacío mi lugar.
Los niños seguirán pintando
lo que han querido testar.
Cuando me haya ido
no se habrá acabado mi andar.
REFLEXIÓN
Hoy es el primer día
del resto de mi vida.
Los primeros instantes en que se olvida
del pasado más reciente
la tristeza y la melancolía.
Hoy es el primer momento
de mi nacimiento al futuro,
y en mis alforjas sólo tengo seguro
la inseguridad del caminante inquieto.
Hoy es el primer día del resto de mi vida.
Mirando al cercano pretérito
Joaquin Alcalde fue quien reprodujo en bronce al artista y, si no recuerdo mal, fue allá por 2011 cuando se le hizo un homenaje conmemorando los 20 años de su fallecimiento. Yo quise estar presente en en acto de mi barrio, en la ermita de La Arena, donde se leyeron varios de sus poemas y donde se presentó el libro "Marce Bañales, entre las minas y el mar", de Ricardo Santamaría, del que guardo un ejemplar como tesoro.
Marce tenía razón en eso de que "cuando me haya ido no se habrá acabado mi andar", porque debe hacer ya casi 30 años de su muerte y hay galipos como yo, que sin entender ni de pintura ni de poesía, seguimos leyendo y emocionándonos con sus poemas y mirando y admirando sus cuadros y murales.
Para saber más de Marce Bañales...
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