Estoy en el sofá. Una vez más se me ha hecho tarde haciendo el cabra por Peña Forca, ya debo de ser medio aragonés. Suena el teléfono, es Tox (Edu Glaría), pero estoy K.O. y decido no coger. Por la mañana, ya descansado, chequeo el whatsapp y veo un mensaje que me reenvía Tox. Es un breve escrito publicado en el blog de Haixeder y del que somos los protagonistas. Se titula “El mal sueño de Mikel Baines desde Isaba”. Tras leerlo, le hago saber al autor que me ha hecho mucha ilusión y recuerdo que tengo pendiente hacerle un guiño al Maloka y su gente. Me pongo a ello:
https://haixeder.blogspot.com/2022/05/el-mal-sueno-de-mikel-baines-desde-isaba.html
Han pasado casi tres años desde que sufrimos otra temprana eliminación. La tercera para el curriculum. Todas consecutivas: 2017, 2018 y 2019.
Por suerte, Tox, compañero y zaguero, y yo tenemos algo en común. Nos parece un verdadero gustazo aparecer por Zierbena y no pretendemos ganar el Maloka, sabiendo que hoy por hoy nos es imposible. Si bien es cierto que uno siempre salta a la cancha pensando en ganar y cree en ello, importándole poco o nada el rival que tenga enfrente. Como si quieren formar pareja Asier del Horno y Stéfanos Tsitsipás.
Así pues, nuestro primer objetivo es estar, probar, cambiar… y no me refiero a factores técnicos como la marca de la bola y su bote, la altura de la txapa en el frontis o la falta de nuestro singular dos paredes.
Lo que nos mueve es cambiar de ambiente, de gente, de vistas (grandiosas puestas de sol las que se aprecian desde la misma cancha).
Este verano pensamos volver; si nos dejan… Esperamos que algo de balconing en la piscina del hotel y un par de piropos en tres años a una camarera no sean motivos para el veto en el Roland Garros de la pala con pelota te tenis. Sí, a la elite del Maloka la organización nos aloja en hoteles con piscina. Aunque en el aspecto deportivo no sé qué dirán los jueces:
Uno o los dos de la pareja hemos jugado algún partido de resaca. (¡¡No se puede organizar un torneo de estas dimensiones en fiestas de Santurtzi, Rober!!).
Creo que no llegamos a tirar la pala por la frustración, pero sí se nos escaparon un par de “Córcholis” tras fallar alguna pelota bajo txapa. Vale, Tox… Tú eres más de «Mecagüendios». ¡Qué cojones, Tox! Tú no fallas bajo txapa (que, por otro lado, no es posible, ya que no hay espacio en ese frontis entre txapa y suelo). Tú fallas aventando la Artengo 920 hasta Montaño.
Quizás un día, si no me he liado la noche anterior con Natxo y Álvaro Cuadra por las txoznas, pueda subir corriendo con el gran Jabitxa y recuperar material para siguientes ediciones. Esteban ya movería los turnos de los y las camareras del Skull Bar para poder esperarnos arriba y fotografiar el saco de bolas que debe de haber.
Tras aquella última participación mediado el verano del 2019, Rober, estandarte y culpable del éxito del pedazo de torneo de pala que organiza, y su amigo Gari, un portento de los frontones en todas sus disciplinas, llegaron a Isaba, vieron y vencieron. Aunque dicho así podría parecer que nos maniataron, las fotos que sacó Amaia demuestran que sudaron lo suyo. Rober desgrana el partido de forma imparcial en Haixeder.
El reto se había fraguado tras caer eliminados 15 días antes en la playa de La Arena. Entonces reconozco que le dije a Tox: «Veteranos de guerra en Maloka, pero unas monjas en nuestro feudo». Con todo, la pareja local perdió en su casa, aunque honestamente creo que todos salimos ganando.
Deseando volver a vernos en alguna cancha quiero cerrar el escrito agradeciendo a todos los que hacen posible que se celebre el torneo y destacando la pasión que le ponen Rober Areizaga y su pareja, Amaia, a la que él siempre menciona como el motor que le da fuerza para continuar haciéndonos felices. Todo el que haya participado sabrá de lo que hablo.
P.D. ¡Jabitxa!, que alguien vaya avisando a galgos como Álex de Gallarta de que los hijos de Glaría (sí, aquellos renacuajos que se encargaban del marcador) ya están para meter codo en los cajones del podio de la carrera de Montaño.
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