lunes, 20 de agosto de 2012

Las trampas de la mente: la belleza

             A todos nos gusta la belleza. Un paisaje, un poema, una mujer, un cielo estrellado o azul, el mar, la montaña… lo definimos como bello. Ese concepto nos gratifica el espíritu. Y es bueno y sano sentir así porque lo percibimos positivo para nuestra mente y nuestro corazón. Pero no debemos olvidarnos que estamos ante un engaño de los sentidos, porque la belleza es un atributo cultural, no natural. El universo creó la realidad pero no la dotó de “belleza”. Simplemente la realidad, y todo lo que contiene, es. La sociedad creó este concepto, como el de la fealdad (su contrario), o el mal o el bien, o Dios o muchos otros. La belleza es cultural. Una mujer bella en nuestra sociedad puede ser fea en Groenlandia. Una tormenta hermosa en medio del océano o en lo alto de una montaña puede ser horrible para los tripulantes de un pequeno bote o los excursionistas. No existe la belleza, existe lo que nuestra mente nos muestra e interpreta, y esa interpretación forma parte del acondicionamiento en el que crecemos. La belleza no es real, es una trampa de la mente.
               ¿Dónde podemos encontrar la belleza? Dentro de nosotros mismos. Podemos encontrar y experimentar la belleza de un vacío de la mente en el que flotamos sin ser. Podemos experimentar la belleza de una soledad reflexiva y consciente. Podemos experimentar la belleza de un orgasmo con la mujer amada que nos eleve hasta el infinito y nos haga temblar y desvanecernos en la consciencia de esa “pequeña muerte”. La verdadera belleza está dentro de nosotros; no forma parte de la mente, no está en nuestro exterior. La belleza de la realidad es efímera y superficial, dura poco; la belleza en nuestro interior es eterna.
                                                                                                                     Por Mariano Merino, 23 agosto de 2009

          También existe la belleza en el exterior, no es más que un reflejo de la armonía natural que contiene la creación…¿qué es verdadero, o no?…uno intuye de forma natural lo que es bello, va más allá de la comprensión racional. Me parece injusto que digas que la belleza de la realidad es efímera y superficial…creo que no aprecias el valor que tiene…todo está hecho de esos pequeñísimos momentos que reflejan la danza entre lo material y lo inmaterial…yo lo veo como un desafío diario, y un desafío esta siempre plagado de belleza.
                                                                                                         Por Marisol Ocón Bermejo, 10 agosto de 2012

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