Todavía recuerdo el Karrejo de Bolos a Katxete de Juanín, en La Arena, a la sombra vespertina de los dos pedazo chopos, junto al Arroyo Juanes (o Juenes), junto a lo que en La Arena llamamos ahora el frontón Povedano, que iba a ser, pero no fue. Era uno de los sitios preferidos de los niños de La Playa. Por allí cruzábamos el arroyo, y subíamos a lo de Guillerma (higos de mil clases y la siempre sonrisa de Guillerma para sujetar sus perros), también a lo de Don Juan Garay y lo de Elosua. Era también un paso para ir donde Orlan, Sofi y Nico..., nietos de Cayetana. Y desde allí, hacíamos nuestras regatas (a los palitos de madera de los polos, les poníamos un nombre de trainera, siendo Kaiku, Orio, Ciérvana y Pedreña las favoritas, y los dejábamos en el arroyo, hasta que llegaban al puente de casa Celia.
Juanín y Engracia tenían un bar con vistas al Karrejo y era uno de los tres únicos bares de La Arena, junto al Labanda, de Felipe e Irene y al Garmendia, de Inazio y Claudia.
Era La Arena a caballo entre décadas de los 60 y los 70.
Ahora, es Gonzalo Soto el representante de los Bolos a Katxete de La Arena. Gonzalo Soto es nieto de Juanín y Engracia y aita de Jon Ander (†). Gonzalo puede ser la imagen de los bolos a katxete y de otras muchas cosas. Es un galipo hors catégorie. Para mí es un emblema de La Arena y de Zierbena. Con Gonzalo siempre aprendes algo nuevo y es capaz de conversar de mil temas diferentes. Es uno de los mejores embajadores que Zierbena puede tener. Vale mucho más de lo que pensamos.
En Zierbena he conocido personas insustituibles. Gonzalo Soto está en ese equipo. También lo estaba Lucio De la Cruz, que falleció el pasado sábado, a los 87 años.
No tengo por costumbre mencionar en haixeder los fallecimientos, pero en el caso de Lucio voy a hacer una excepción, porque él, en sí mismo, era una excepción, una persona excepcional.
Cuando un hombre como Lucio se muere, pierde su familia. Eso lo primero. Pierden también sus amigos, que tenía muchos. Pero no nos damos cuenta de lo que pierde Zierbena.
Nadie sabe poner valor a las historias que Lucio tenía en su memoria, los datos, las vivencias, las anécdotas... todo eso se va con él. Las hemos perdido para siempre. Lucio era una leyenda en vida y era portador de una enciclopedia no escrita sobre nuestro pueblo.
Yo no tenía una especial relación con él. Le conocía desde niño, antes por oídas que en persona, como pasa con los grandes personajes. Y nunca tuve una larga conversación con él, pero siempre que le veía me gustaba acercarme, saludarle, mirarle con cariño y admiración, preguntarle algo. Lo que el google es para el mundo, era Lucio para Zierbena. Eso también lo sentía con Eloy Tajada aita, con Maxi Bañales... cuando tuve ocasión de hablar con ellos. Otros grandes galipos.
Yo empecé a conocer a esta gente cuando estuve de cartero de Zierbena en dos veranos, al inicio de la década de los años 80. En aquella Zierbena había hombres y mujeres fascinantes y casi todos los apellidos eran Zabala, Brazaola, Bañales, Uranga, Barquín, Tajada, Carpintero, Artetxe, Elorza, Etzaniz, Maruri, Arrondo, Lazkano... Para un cartero novato era un lío, y recuerdo que en El Puerto, Elena (¿Zabala?) siempre me indicaba quién era quien.
Deberíamos dedicar más atención a estas personas, y documentar sus vidas, sus historias... tienen tantas cosas que contarnos. Que se queden en el olvido cuando ellos mueren, me parece un pérdida irreparable, un tesoro de Zierbena que se pierde. Zierbena es una enorme sima de tesoros perdidos.
Apenado porque ya no veré nunca más a Lucio, se entremezclaba mi emoción por representar a Galipa en la izada de bandera del Independentzia Eguna y, al día siguiente, ya vi a Gonzalo preparando por la mañana con mimo el karrejo de La Arena, para la tirada social que se aplazó del sábado al lunes, por la lluvia. La vida sigue... nadie mejor que él representa este dicho.
Dios no debe ser galipo, porque suele pasar que cuando hay tirada de bolos a katxete llueve y cuando hay campeonato de surf la mar se queda como un plato. Un dios galipo dispondría lo contrario.En la tarde del lunes no tenía pala, así que quise estar en el karrejo, aunque sólo fuera haciendo fotos.
Gonzalo Soto fue el primer culpable de que yo me hiciera pelotari. Luego, mucha culpa la tuvo su cuñado, Eloy Tajada, el que más. Y los Naparrilla... Nunca probé a los bolos, pero nunca es tarde para tirar y hacer una blanca (txorra). Perdí la oportunidad de ser bolari.
Lorena Renobales, veterana bolari galipa, de Kardeo, subcampeona de Euskadi en 2015, 2017 y 2019; y campeona de Bizkaia en 2023, ejerciendo de armadora, colocando los bolos con mimo.
Gorka Urreztieta, multifacético, deportista, artesano, siempre en el entorno de Zierbena y gran amigo de Gonzalo Soto, lanzando la bola con estilo. Le conocí cuando era joven, porque era asiduo de aquella buena gente que residía en el Camping El Peñón y se integraron magistralmente con los autóctonos de La Arena.
En mi opinión, el camping nunca debió desaparecer, debería haberse transformado, evolucionado, modernizado... pero seguir siendo camping, porque daba vida a La Arena y sus campistas aportaba mucho al barrio. Lo que nunca debió pasar es lo que ha pasado, que está ahí, ni palante ni patrás, un espacio desaprovechado, muerto, sucio y abandonado.
Metri Renobales, de Kardeo, con brazo Terminator
Galder Renobales, a toda máquina...
David Sanchez, como un dantzari lanzando la bola.
Endika Prego, sonriente en los momentos previos al lanzamiento. Es cuando se le comenta alguna broma al armador, cuando escuchas los ánimos, cuando te tiemblan las piernas y cuando vas a salir en la foto...
Donde ahora tenemos el karrejo, hace medio siglo teníamos una charca que sólo se secaba en pleno verano. Era la charca de las ranitas de San Antón. En primavera gozábamos en ella, echábamos piedras y arena para hacer caminos y poder adentrarnos en ella para cazar libélulas, ranas, culebras, mariposas... Esa charca era un ecosistema donde las ranas hacían conciertos nocturnos. Recuerdo a las preciosas ranitas de San Antón, pequeñas y verdes, finas, simpáticas, su piel era como gelatina endurecida. Desapareció la charca y no he vuelto a ver ranitas de San Antón en el entorno de La Arena.
La construcción del oleoducto de Petronor se llevó por delante aquella charca. Y también el karrejo de Juanín. Unos años después, al inicio de la década de los 80, se construyó aquí en nuevo karrejo de bolos a katxete. Recuerdo ver a Germanín Campo, con su azada, su pala y su carretilla, y vestido con su pantalón bombacho y su camisa de cuadros tipo leñador, moviendo la tierra para allanar el terreno.
Ander, en busca de un buen lanzamiento de bola.
Garxea Renobales
Oier Familiar, de casta le viene al galgo.
Lorena no es, precisamente, manca tirando a los bolos,
aunque en la foto lo parezca.
Nagore, de Valle, pues, hizo una buena tirada. Destacó.
Naroa Renobales: una fuerza de la naturaleza.
Campeona de Euskadi 2023
El tirador se coloca en el centro geométrico del semicírculo sobre la piedra de tire, donde se afianza el pie para lanzar la bola. Seis metros más adelante se encuentra el tablón de madera, sobre el que se colocan las seis bolas más pequeñas, tarea que realiza el armador. Las bolas son colocadas de diversas maneras, según el gusto del bolari o lanzador, sobre una rampa de madera de 125 x 75 cm, ligeramente en cuesta. El jugador o bolari lanza la bola contra los bolos colocados en el carrejo haciendo que salgan lanzados hacia el terreno de juego. La forma de puntuar es la siguiente: por cada bolo que rebasa la primera línea (de 10 metros, normalmente) se anota un punto y si rebasa la segunda línea, a 18 metros, generalmente, se cuentan dos puntos. Pero para que la jugada tenga validez, la bola de lanzamiento rebase la línea de 10 metros, porque sino se denomina blanca o corta (txorra).
Oscar Familiar ganó la tirada masculina senior.
Gari, mimando la bola, sintiéndola...
Montse
Anabel
Txejo (Sergio)
Aratz, observado por Gonzalo, que es el padrino de su ama, Bego.
Eneko
La organización estaba empeñada en que desempatasen estos tres, pero ellos volvían a empatar. Y así toda la tarde. Finalmente, yo creo que ya obligados, desempataron. ¡Qué grandes!
Hay que tener fuerza en los brazos para levantar la bola así, aunque dicen que este estilo matxete no es muy ortodoxo. Si impactas con los bolos, cualquier estilo será exitoso.
Bego Campo no iba al karrejo a tirar bolas, pero... a veces, hay que hacer por los demás. Como ella misma resumiría: "es lo que tocaba".
Era día de escuela, extraescolares y deberes, que los profes siguen poniendo deberes, y solamente tres medio niños tiraron bolas y se llevaron premio. Arriba, Aratz con Gonzalo y abajo, Oier con Bego Campo.
MARGA MARTÍNEZ ALLENDE, de la que también se puede escribir un libro de sus vicisitudes y sentimientos galipos, con BEGO CAMPO y ARATZ
La concejala jeltzale BEGO CAMPO entregó los premios. En esta foto animada sale con Oskar, David, Gorka, Eneko, Gonzalo, Gari y Garxea, premiados en las diferentes categorías masculinas.
Y en esta otra con las mujeres premiadas: NAROA, LORENA, NAGORE, ANABEL, MARGA, XANDRA y MARIASUN.
Y la foto de grupo de los que se quedaron hasta el final, que tuvieron BOLA-EXTRA: picoteo con tortillas y txakolí de categoría, de la que tiene Gonzalo Soto.
El juego de “bolos a katxete” es un deporte autóctono de la comarca de Encartaciones (Enkarterri) desde hace más de 120 años, contándose, en aquellos años, más de 50 carrejos entre Muskiz y Barakaldo, donde los encartados se jugaban las bebidas, estableciendo de antemano el número de “bolos” o puntos de cada partido.
Consiste en lanzar una bola de madera de guayacán de 17 cm. de diámetro y un peso aprox. de 4.200 gramos, que varía según las categorías, contra seis bolos de madera de encina, de forma esférica, al contrario que el resto de juego de bolos que son alargados, de 11 cm. de diámetro y 1.200 gramos de peso. En tiempos antiguos, los bolos no eran esféricos sino que tenían forma cilíndrica o cúbica.
El guayacán -una madera noble del trópico utilizada durante decenios en los timones de los barcos por su resistencia al salitre- es la madera con la que se hacen los bolos. “El guayacán es una madera de gran densidad -no flota en el agua- y de una dureza extrema, lo que le proporciona una gran durabilidad sin que los golpes contra los bolos de encina o el tocón de roble donde estos se posan le afecten”- contaba el playero Gonzalo Soto hace un par de años en un reportaje del periódico Deia.
Se sabe que hace más de cien años había en el Valle de Somorrostro, desde Muskiz a Barakaldo, más de cincuenta carrejos de “bolos a katxete”. Por diversas causas la afición se ha ido perdiendo, hasta encontrarse en un momento muy bajo respecto al número de carrejos y de jugadores, estando en peligro de desaparición. Gracias a antiguos bolaris, que han preservado este deporte autóctono de Enkarterri, ya que no se conoce fuera de la comarca, se fueron recuperando algunos carrejos y la afición a este deporte. En 1980, se reunieron todos representantes de todos los carrejos existentes para establecer un calendario, buscar financiación para dar un empuje a los bolos a katxete. Se consiguió hacer tiradas en los 10 carrejos existentes en aquel entonces: El Regato, Gorostiza, Durañona, Ugarte, Basatxu, Urioste, Kabiezes, Sanfuentes, La Cuesta y La Arena. En esta competición participaron más de sesenta bolaris
Carteles de dos campeonatos disputados en La Arena
En la actualidad, aunque no tengo la certeza exacta, creo que quedan siete carrejos de bolos a katxete: El Regato, Durañona, Urioste, Ugarte, Sanfuentes, La Cuesta y La Arena.
Cartel de la tirada objeto de este reportaje, que se suspendió por la lluvia y se realizó el pasado lunes, 16 de octubre.
Agradezco a los bolaris la permisividad y paciencia para poder sacarles estas imágenes y a los responsables del club por su atención y colaboración.
ESKERRIK ASKO!
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