martes, 15 de agosto de 2023

Cuarenta años golpeando una pared... (Las huellas del Maloka)

Siempre me encuentro alguien que me pregunta si mis  añorados palistas  que  destacaron en los primeros  campeonatos de pala  en  el frontón de color rosa de La Arena,  entre las décadas  de los  años 80 y 90,   eran  tan  buenos como los grandes palistas de los torneos MALOKA  de la última década.

Comprendo y  asumo  que me lo pregunten  a mí. Al  fin   al  cabo,  soy  el único que, además de  verles a  todos jugar,  ha  jugado  con unos  con otros, y también  contra unos y  contra otros. Que  haya sido  así, a mí  me  llena  de satisfacción. No hay mayor honor para un  enamorado del  frontón. No hay mejor premio para un  coleccionista de recuerdos. Soy dueño de dos ojos  llenos de  imágenes inolvidables. ¿Acaso eso no es ser dueño de un auténtico tesoro?

Cuando  mis ojos ven jugar  a "BELARRI", en mi pensamiento aparece JACIN (). Es inevitable. El 3º de los hermanos Naparrilla era un espíritu libre, el más libre de La Arena. JACIN (era un rebelde por naturaleza, un librepensamiento, sin filtros al hablar, un  heterodoxo desde que  el primer rayo de  sol se  veía por Moreo hasta  que se ocultaba abrazándose a Pico Cerredo. Y de todos los crack  de los MALOKA  de ahora, "BELARRI"  es el mejor ejemplo de un  alma libre

JACIN (no era como nosotros, que  en  cuanto oíamos  pelotazos  en el  frontón,  corríamos  a por la pala como perseguidos por un leopardo  hambriento. JACIN () no jugaba  siempre con nosotros, era  selectivo. Él  solamente jugaba  cuando  sentía  que  quería  jugar, cuando  sentía la llamada  del  reto que merecía la pena. A veces, le buscábamos, pero  no aparecía, aparecía cuando él  quería aparecer. "Ya era hora de encontrarme un partido que merezca la pena ganar"- ese parecía ser su impulso.  Entonces, aparecía corriendo, desafiante,   como el lobo alfa de una manada.

A mí  se me ponía la piel de  gallina,  se me aceleraba  el  ritmo del  corazón, una lágrima de alegría humedecía mis ojos, porque  cuando JACIN (estaba  en kantxa  es  como  cuando  está  BELARRI,  sabes que  va  a pasar  algo, algo que  va a  merecer la pena.

JACIN (se sentaba  en el muro, en  ese muro donde  ahora  se coloca  la pancarta de BETI GUREKIN, con  su imagen y  su nombre, junto a la  de Jon Ander Soto, SofiPaco López, Juanra, Natxo... Sentado sobre la hierba serrana y recostado en la pared calentada  por  el sol, hogar de lagartijas,  JACIN (miraba  a las olas y  al  frontón. Nos  observaba. Y nosotros   a él. Nosotros le provocábamos  con nuestras  jugadas, con  aquellos  tantos  que  detenían  a los  txikiteros que pasaban por la  acera, tras salir del  Waitaki e ir en busca de la  siguiente  ronda hasta el Mesón Aitona

Le conocíamos  bien. JACIN (no se dejaba seducir por una  invitación para jugar;  JACIN ()  sólo se motivaba  con  un insolente  desafío. 

JACIN (no siempre jugaba para ganar, jugaba  para   ganar dando  espectáculo  con  su melena  rubia  al  viento. "BELARRI"  tampoco juega para  ganar, él  quiere ganar dando  espectáculo y  contra  los mejores. Los que organizamos torneos  sabemos  lo que nos pide  "BELARRI" cuando le  decimos  que  venga a  jugar. "Si no me pones  en el  grupo  contra Hueso y Triju, Del Horno-Oskar y  Landeta--Seoane, no  voy. Ir por ir, EZ".

JACIN (era la habilidad en estado puro, como "BELARRI".  Futbolista,  como  "BELARRI". "BELARRI" jugó  en  2ª B  en el  Zalla y Jacin  en preferente  con el  Abanto con tan  sólo 15 años. Pero  son  espíritus libres y no les  gusta  que  les  digan lo que  pueden o no pueden hacer,  quieren  elegir  ellos. Son hábiles por  naturaleza. Son dioses de carne y hueso del deporte.

"BELARRI" nos enamora  con  su  sonrisa, con su  forma de  ser. JACIN (siempre  sonreía, te  vacilaba con  sus  frases, te  retaba con  su mirada,  era  como un imán  que  te  atraía. ¡Cómo no vamos a  quererles!

Yo le sigo  viendo  en el  frontón,  en el muro, con  su mirada y  sus dichos. Un líder. Un crack. Era  capaz de ser el mejor  a  todo lo que  jugase. Son gente  especial. Son personas presas de su propia personalidad, de las que hacen disfrutar a  los  demás, pero no  encuentran la paz  dentro  de sí mismos.

Era otra época y no tengo  fotografías de  JACIN (). Y tampoco sé  dibujar. Si  supiera,  haría  cien  retratos suyos, para  exhibirlos y que le conocierais todos los que no le  habéis  conocido. JACIN (tendría que ser  eterno en La  Arena. Me  da muchísima pena y mucha rabia  que  cada  vez seamos  menos los  que  le recordamos. Y  me enerva pensar  que llegará un día  en que  será olvidado. Ningún pueblo debería  olvidar a  sus  espíritus libres, a sus pioneros,  aunque  sean  hijos de una  familia humilde.

Para mí  esos  son los  que valen la pena recordar. Para mí son los más  grandes, los  supervivientes  a los  que nadie les  ha  regalado  nada, los que no  se han  rendido nunca. Hay pocos en Zierbena, pero  existen.

Me  acerco hasta  la barandilla a  mirar las olas y veo una  escultura de una  familia surfista. Es muy bonita, sí. Y  está  en un  sitio inmejorable. Felicito  a su  autor. ¿Sabéis lo que  siento?  La  rompería a  martillazos, porque  si  ahí  debe haber un  surfista  ese debería  ser JACIN (). Un pueblo debe  saber  valorar  a  sus  hijos, aunque no lleven  apellido ilustre. El derecho  a ser recordado u olvidado no se debería  decidir  en un salón  contaminado entre  gente con herencia.

A veces, me pregunto si  cuando "BELARRI"  deje  de jugar  el MALOKA,  yo  encontraré  a otro  que me recuerde  a  JACIN (). La respuesta es NO. Los espíritus libres no  abundan, se  extinguen, ahora prevalece el olor a  perfume  sobre la  esencia de la persona. JACIN (y "BELARRI"  aúnan esencia y presencia innatas.

"BELARRI"  falla y  sonríe. Su  actitud  enamora  a la  gente que no le  conoce. Si le  conocieran se enamorarían doblemente. JACIN (fallaba  y  te miraba y  sonreía. Parecía  que  te  estaba dando  vida, que  no  te  quería  ganar. El 3º de los Naparrilla  era un  Mad Max disfrazado  de palista. Era  capaz  de vencer  a cualquiera, pero  solamente  cuando  el  sentía  que merecía la pena  ganar. Si  el partido no merecía,   se iba   sin acabarlo, sin decir  adiós.

Ya no  existen Belarris ni Jacines. Son exclusivos, únicos.  Inimitables. Nadie  inventará una máquina  que  cree clones  suyos. Nunca. Pero yo los recordaré siempre.

JACIN (y BELARRI son pelotaris  de toques mágicos,  inesperados,  sorpresivos, imprevisibles... cuando ellos juegan,   en  cualquier momento puede pasar  algo,  hacen magia de la  nada.

A JACIN (yo le  considero uno de los dioses del Olimpo de este  frontón. JACIN () es mi Apolo. Existen múltiples argumentos para  ello. Apolo  era un  dios polifacético, era  el  dios  de la naturaleza, la medicina, la música, la poesía, las artes, la verdad, la profecía,  el tiro  con  arco... Apolo era más que un  dios. ¿Sabéis  lo que  significa  su nombre?  El  que nunca  muere,  el que  siempre  vive. Ese  era JACIN (): APOLO. Un  dios  de  carne y hueso y... yo le  tuve  como  amigo,  como  vecino,  como  compañero,  como  rival,  como  hermano,  como ídolo...

JACINto Pérez Martínez, hijo de Tina y Txema, nieto  de MercedesNaparra, biznieto  de  Jacinto  Ayesta, aquel pastor  solitario de ojos azules penetrantes, mirada  tierna y  voz pausada,  que me  contaba  historias  del pasado  cuando yo  era niño; aquel pastor solitario  que  cazaba  liebres por las  milenarias  dunas de La Arena (las de hoy no  son milenarias, ni originales, no os  confundáis), mientras  apacentaba  sus  ovejas por los pilingones; aquel  pastor  solitario  que  me  dijo  que  mirase  siempre hacia  Pico Cerredo y  que  diera  valor  e importancia a  su txapela, TXAPELA (de su boca  escuché por primera vez  esa  palabra y no sabía su  significado ni su  simbología).

Para mí Pérez es un apellido ilustre  en La  Arena, de más  arraigo  y valor  que otros de  Zierbena, a los que no se  venera  por lo que han  sido o han hecho, sino por las  herencias  de poder que les  encumbran. Las  familias, para  fortuna inmerecida de unos y  desgracia de otros,  te  vienen impuestas, pero los  amigos... los amigos se  eligen y los  ídolos también. Yo me quedo  con JACIN (). Y con "BELARRI", un jacin de 2023.

Lo que daría por tener un  cuadro de JACIN ()  y BELARRI  juntos, sonriendo, en el  frontón. Yo  soy  capaz  de mirar al  frontis  y verles juntos, mirándose. Se harían amigos. Serían amigos si se hubieran  conocido. Querrían ganarse el uno al otro.  Se retarían y después,  se olvidarían  de quién  habría ganado el partido. Ellos  no buscaban   ganarle al otro,  sólo querían  disfrutar  mientras  jugaban. Y, luego,  se irían al MALOKA  a tomarse un refrigerio juntos. Y seguirían  sonriendo.

Los  dos  están muy lejos de mí. "BELARRI"  en su   Berritxu (Berriatua), y  solamente  muy de  vez  en  cuando le  veo. Doy gracias  al MALOKA, porque  si no pasaría  años  enteros sin verle. Cada  año, yo quiero poner un "BELARRI"  en mi  vida,  aunque  sea por  un mes.

Los dos  están muy lejos de mí.  JACIN ()  no sé ni  donde  está. Yo no  acierto a  entender el mundo en el que  vivo, ni   he  aprendido a aceptar lo que  no   quiero. Existe la  tierra  en la que tropiezo,  el  cielo que temo y  el mar  que  me  roba  los  amigos

           

Le  sigo  viendo  sentado  en el muro. Le sigo  viendo jugando  a futbito con la  camiseta del Waitaki y/o del Salvavidas. Le  sigo  viendo  jugar a  fútbol en  Santelices y  en la playa, siendo  el Schuster del  equipo. Le  sigo  viendo  con  la  bici,  con  la  chimbera, con la  caña de pescar... Le  sigo  viendo alentando  a sus hermanos  mientras  coronan la  cima de  El Peñón. "Rober,  yo no  corro para  que  ellos  ganen" - me  decía. Le  sigo  viendo con  sus tablas de surf cabalgar. Le  sigo  viendo desafiando a la gravedad y descender cogiendo caracoles por los  acantilados de Lastrón. Solamente  se  lo he  visto  hacer   a él. Le  sigo  viendo  con  su  farolillo de  angulero, su cedazo y todo lo  demás. Le sigo  viendo volando libre en busca  de libertad. Le  sigo  viendo levantando el puño, sin venderse nunca, viendo con  pobreza y  dignidad.

A JACIN ()   debería  estar prohibido olvidarle.  Es una  tortura  pensar que  pasarán  cien  años  y ya, quizás, nadie  le  recordará. Tenía  que  escribirle algo.  Tenía  que dedicarle  algo. Me parece tan poquito  solo el recordarle. No me puede parecer ni suficiente, ni bastante. 

Los que ahora juegan el Maloka deberían conocerle, saber quién  fue, cómo jugaba, la huella que dejó en los que  compartimos  kantxa con el.

JACIN () estuvo en el inicio. Juntos  dimos los primeros pasos de  este  camino, de este  viaje. Él se fue lejos, demasiado pronto, sin despedirse, como Luisfer Soto, como Luisma, el 1º de los hermanos Naparilla, como Miguel, el de Jose y Mari, los de La  Amistad, con quienes  compartí pocas horas de frontón, pero muchas de otros juegos y aficiones. 

Ellos se  fueron y yo  sigo  aquí. ¿Por qué? Estoy  aquí para  recordarles.

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