jueves, 16 de junio de 2022

GALIPA MENDI BIRA 2022 en los ojos de un hombre de pueblo.

Existe "El coleccionista de huesos" con Denzel Washington y Angelina Jolie. ¡Casi nada!

       

Existe "El coleccionista de amantes" con Morgan Freeman y  Ashley Judd. ¡Brutal!

Pero no existe "El coleccionista de recuerdos" y ese quiero ser yo, porque desde niño he tenido un deseo de guardar. Guardaba mis canicas, guardaba mis soldaditos, guardaba mis cromos, guardaba mis palos de los helados con los nombres de las traineras que dejaba  navegar por el regatillo  entre calas que  salía del lavadero de casa o  en el arroyo JUENES, guardaba  fósiles y minerales que encontraba  en MOREO, guardaba mis dibujos, guardaba un cuaderno con todos los partidos de pala que jugaba y otro con las matrículas de los coches que  empezaban a venir a mi pueblo  a  principios de la década de los años 70, guardaba  las  cartas que  me  escribían, guardaba las postales, guardaba los poemas que escribía...  Yo me sentía tan pobre que lo guardaba todo para tener algo, pero mi padre, a traición, me lo destruía.  Los recuerdos  son  todo para mí,  es lo que  tengo. Me  siento  un coleccionista de recuerdos.

Yo  soy yo y mis recuerdos. Nada más. Ese es el único valor que  tengo. Me duermo recordando y hasta cuando no puedo dormir recuerdo para no tener miedo en la noche. Los fantasmas que se apoderan de ti cuando eres niño, permanecen contigo para  siempre.

Cuando un amigo de la infancia te sonríe a pesar de los golpes de la vida, te das  cuenta de lo que vale su  sonrisa. A veces,  no hacen falta las palabras. Los recuerdos lo llenan todo. Carlos es un  amigo  al que  admiro, al que  respeto, al que  quiero. Él vale más que  un  ciento  de los nuevos  zierbanatos juntos. Nadie  tiene  la mochila de su historia. Y  él  sigue sonriendo, luchando. Al verle llegar a la  cima de "El Peñón" se me puso la carne de gallina,  no acertaba a  encender la cámara,  se me  vinieron  encima   mil recuerdos de sus subidas  a "El Peñon". Él no es galipo cualquiera, ni tan  siquiera un galipo más. Ya pocos tesoros quedan en  Zierbena. Carlos Naparrilla es uno de esos pocos. La vida le ha dado mordiscos, pero él  sigue en pie. Cuando miro al monte "El Peñón" recuerdo cuando la industria vino para mordisquear  el monte y rellenar la marisma. "El Peñón", herido,  también  sigue  en pie. La marisma, no. Lo que hay es un  sucedáneo. La industria solamente  sirve  para  enriquecer a  unos pocos, el resto (y no todos) solamente  se  alimenta  de  ella y  sobrevive.
No las conozco. No sé ni sus nombres,  ni de dónde  son, ni  a qué se dedican... pero se detuvieron unos segundos ante  mi petición y sonrieron. Eskerrik asko, les dije. Y también  les dije que  con  esas sonrisas conquistarán  todos los montes  que  ellas quieran. Y  continuaron  su marcha y, quizás,  ya nunca  más las  vuelva a ver. Pero  durante  esos segundos me sentí  como El Principito; ellas me  regalaron  su mejor sonrisa y  yo les obsequio con este  recuerdo. Pero yo me guardo  copia de la foto,  es lo que  debe hacer un  coleccionista de recuerdos.

Al igual que en 2019, Unai Elosegi, concejal de cultura y deportes de Zierbena,  me pidió  que hiciera  fotos  en la GALIPA MENDI BIRA. ¿Unai Elosegi me pedía  ayuda? No, yo no lo veo  así, Unai Elosegi me hacía un favor, porque  me daba oportunidad de colaborar, de ayudar, de  hacer fotos y aumentar mi colección de recuerdos. Cada  uno es feliz a su manera. Yo lo soy  siendo útil a mi pueblo, a su gente, a amigos que  conozco y  a gente  que no  conozco pero que puedo llegar a conocer. Ese es el espíritu del  coleccionista. Es el lema de haixeder: "Beti zain, beti bila".

Veo que  ponen en marcha  sus piernas al mismo  tiempo que  ponen  en  marcha sus  cronómetros. Yo no entiendo muy bien la importancia que  le dan al  tiempo que tardan  en  realizar la marcha. Cada  paso  es lo importante. Encontrarte una mariposa  en  el  camino es lo que  cuenta y  así olvidarte  de las posibles garrapatas  que  se te  adhieren al  caminar entre  helechos de dos metros. Pensando  en el  tiempo que marca el reloj no se disfruta, te puedes hasta  agobiar. Hacer el  camino es lo que importa, la  compañía, superarte, conseguirlo... el  tiempo  es relativo; lo que para  mis 63  años  está bien, sería un fracaso para  el de 35. 

12 de junio: día de aniversario. 12 de junio: lloviendo. 12 de junio: a "El Peñón" con una dolencia en la  rodilla.  12 de junio:  comida familiar. Todo eso no es problema ni impedimento cuando te  sientes reconfortado y valorado, cuando  se acuerdan de ti,  cuando cuentan  contigo. Y el  concejal de cultura y deporte de tu pueblo no es  cualquiera, al menos, no lo es para  mí.

Disfrutar, ese  es el  sentido  de la marcha. Es la  recompensa al  esfuerzo. Y llevarte  recuerdos,  aunque  no los  colecciones. Si  sonríes haces sonreír  a los  demás. El  cansancio se nota menos  con una sonrisa. Puedes sentirte petirrojo y  echarte a  volar, así no te  darás ni  cuenta  de que , en realidad,  estás andando.

No soy  fotógrafo. No  entiendo de fotografía, pero la ilusión te hace ser atrevido y te pones a hacer fotos, allí, en el monte,  a la gente  que  pasa en la marcha y  en las  carreras... unas fotos salen bien, otras regular, muchas salen mal y  algunas ni  siquiera pueden llamarse fotografías. 

Tratas de saludarles,  animarles... unos te miran,  muchos sonríen, otros ni te ven... cuando llegas a la cima de "El Peñón", si has dado  todo lo que tenías, y vienes además de subir y bajar Punta Lucero, te tiemblan las piernas, el aire es como un puñal que  se clava  en los pulmones,  no ves, tus ojos  están  perdidos, cuesta articular palabras, No vas erguido, vas como "los ancianos encorvados a los que parece que la tierra les llama" (que cantó Fito la otra noche en San Mamés), no eres capaz ni de pensar...

Su pantalón y  el mío eran iguales. En  el  resto me  ganaba de largo. Me hice una pregunta: ¿a cuántos montes habrá  subido mientras   ha crecido  su  barba? Caminaba  pensativo, sin prisa, rostro serio, pero me miró un  instante.

 Y yo allí, molestando al  fin y  al cabo,  queriendo  que  me miren, que me sonrían, que se  detengan en  su marcha y que  hagan  algún gesto para  hacer la  foto perfecta. Y todo  eso  en un rosario de mujeres, hombres,  adultos y jóvenes, niños y hasta  perros.

Al fondo, mi pueblo, la Playa de La Arena. Me  gustó mucho  que  Unai Elosegi me  encomendara  subir  a El Peñón  a  sacar  fotos. Hacía ya tres años  que no  subía a  "El Peñón". Bajé una piña del pinar y una piedra  del pozo  de  trinchera. Un  coleccionista de recuerdos debe  aprovechar  todos los momentos. Tu  colección nunca  se  acaba,  es interminable.

Yo con mi paraguas, con las gotas cayendo por las lentes de mis gafas, con los pies mojados, queriendo buscar la panorámica ideal,  agachado a ras de suelo, subido  a un  árbol o entre los helechos y árgomas... la cámara  que  se  bloquea,  que  se acaba la batería, la tarjeta de memoria  a  tope, ¡qué  vienen más!, ¡qué no me da  tiempo!,  ¡joer! ¡qué pasa que no enfoca  bien!... ¡Diossss!

Mi alumno, mi amigo, mi  querido Jabitxa. Llevaba mucho tiempo sin verle y yo  quería darle un  abrazo  largo, y preguntarle por Lierni y por Nekane, pero él iba  corriendo en la de 21 km y no podía entretenerle. Guardo  el  abrazo, porque  sé  que le veré muy pronto.

Eskerrik asko Unai Elosegi

Eskerrik asko, senderistas y  korrikalaris! 

Me suenan sus  caras. Pero  no sé quiénes  son. No importa. Lo importante es que  existen,  que  hacen  deporte,  que  sonríen,  que  te  regalan  recuerdos...Nadie  tiene una amiga  que no se merezca.   si la  tienes,  caduca  si no la  cuidas debidamente.

¡Ojalá nos veamos dentro de un año!

La soledad  es muy triste. La  compañía  es reconfortante. Juntos  se llega más lejos.

Un  coleccionista de recuerdos nunca se detiene, su  colección siempre está incompleta.

¿Es la marcha lo importante? ¿Son los  korrikalaris los protagonistas de la Mendi Bira? ¿Importa  quién  cruza la meta  en menos  tiempo? Que se agoten los dorsales, ¿es el verdadero triunfo? Yo...hice una reflexión. El  voluntariado  es el premio. Gente  de  Zierbena y gente  que  no  son  de Zierbena. Hombres y mujeres. Personas de  todas las  edades. Unos   con las inscripciones,  otros  con las camisetas, unas  cortando  fruta desde las  seis  de la mañana, otros marcando el recorrido el  día  antes, unos  en los puestos  de  avituallamiento, otros  haciendo  fotos, todos  ayudando... muchos  de ellos y  ellas seguro  que  habrían  hecho la marcha  a gusto, pero estuvieron  donde  se les necesitaba. El voluntariado  venció  en la Galipa Mendi Bira.


¡Qué aspiraciones tan  diferentes tenemos las personas! Yo  bajo de  "El Peñón" una piedra de su  trinchera de recuerdo y ahí cerca, unos hombres de negro  han arrasado  las  trincheras  del Cinturón de Hierro. La codicia destruye. Viven  en la apariencia y no cuidan la esencia.

¡Qué comportamientos tan  dispares tenemos las personas! Yo bajo una piedra de "El Peñón" de recuerdo y hace  cinco décadas unos hombres de negro  dinamitaban  el norte  de "El Peñón" para sepultar una marisma.

Y casi nadie lo recuerda. Existen sepultureros de recuerdos. Son mi antítesis.

Yo  colecciono recuerdos para que no se mueran, porque  las personas  permanecen  vivas mientras  vivos  permanecen sus recuerdos. Llegará un  día  y  los hombres de negro  morirán, pese a su cochazo, pese  a su lujosa casa, pese a  su  caro traje... y dejarán   aquí  su "fortuna". Pero no  quedará  su  recuerdo. No tienen sitio en mi  colección. Mi colección es solamente  para los recuerdos  de los humildes, de los que  te miran y  sonríen mientras  van  de marcha,  de los que  se  emocionan al  ver un txepetx  entre los jaros al pasar.


A mí me habría gustado poder fotografiar a todos y cada uno de los senderistas y korrikalaris, y fotografiarles bien, como la ocasión se merecía, pero no fui capaz. La técnica se me resistió. Si usaba el flash la foto tenía más luminosidad, pero se desenfocaba por el movimiento y tardaba en cargarse de nuevo el flash, no se cargaba a tiempo de fotografiar al siguiente. Si no usaba flash muchas no salían  bien... pasaban  tan seguido  que me pasaba como  cuando  voy  a Bilbao, que al ir por la Gran Vía quiero mirar a la cara  a todas las personas que  vienen de frente y no puedo, son tantas que muchas se me  escapan.

En "El Peñón" soplaba  el viento norte y se llevó la mochila sobrante de cada uno: las tristezas, los malos pensamientos, el desasosiego de la vida  diaria, la ansiedad se quedó atrapada entre pinos, helechos y  encinas. En cada  paso los korrikalaris  aplastaban un mal recuerdo, esos que no se coleccionan, los que se desechan, los que te  liberan, los que te hacen  sonreír.
Algunos que iban solos se detuvieron, me  hablaron, me  contaron  brevemente su historia particular,  su motivo para hacer la marcha. "Yo lo hago para recordar a mi hijo", me  confesó un  aita  emocionado que  contemplaba desde la cumbre  el mar. "Me detectaron una arritmia y  me hundí, pero me dijeron que podía hacer deporte y marchas y  aquí  estoy, a  ver  hasta donde llego", me  dijo otro senderista. Le quise animar asegurándole que  con ese espíritu llegará muy lejos. "Nos hemos  confundido, nos hemos perdido entre los helechos y seguro que llevamos garrapatas", se lamentaban  dos  chicas  encantadoras. Y otras  dos no menos  encantadoras, se iban  esperando una  a otra y  me  confesaron: "Lo importante  es que lleguemos juntas". Les felicité por ello.
Algunos (no los de estas imágenes) me  confesaron que  se habían equivocado  con las horas y  que habían  llegado  tarde,  cuando  ya todo estaba  en marcha, pero aún  así,  la  estaban  haciendo. Me pareció  buena decisión tras un error.
Trataba de fijarme  en  sus camisetas. Solamente unos pocos llevaban puesta  la de la Galipa Mendi Bira 2022. Unos llevaban la de Mungia y me  acordé de Gari, Pek, Presi, Iker, Plaza... los palistas que  vienen al Maloka. Otro vi que llevaba la de Isaba y recordé a Baines y Glaria (Tox). Otros de Kabiezes... Zierbena da la bienvenida  a todos, porque lo que importa no es de dónde vienes,  sino la clase de persona que  eres.

Hasta tres  canes vi pasar. este  me recordó a mi mejor amigo en la  actualidad, Eki, mi perrito bodeguero. Hay personas buenas y hay personas excelentes, pero dudo que haya alguien  tan  fiel  como  tu perro.


Bajé recogiendo  las  cintas de marcar y bajaba  emocionado de lo que había  visto. Tenía  frío, sed y hambre, pero no quería que se acabara. Me encantó formar parte, a mi manera, de la Galipa Mendi Bira 2022. Espero no haberlo hecho tan mal como para que no convenga  que me inviten  el próximo año. Yo soy muy  competitivo, y no me pondría la nota muy alta, la verdad, fallé  en muchas  cosas, pero, si me invitan,  voy a  darlo todo para  mejorar.



Cuando subes a "El Peñón" y miras hacia atrás te das cuenta  del precioso lugar  en el que vivimos. Nos podemos sentir privilegiados. Te detienes, escaneas lentamente todo lo que ven tus ojos, metro a  metro, y también te das cuenta  de todo lo que se podría mejorar. ¡Ojalá que mis ojos puedan  verlo!

Mi colección  de recuerdos sigue incompleta.

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