Hoy también he venido a visitarte,
mi querido frontón del Maloka;
hoy que estás sólo esperando a que pase la tarde,
sin pelotaris que jueguen,
sin público que los mire,
sin gaviotas que sobrevuelen la cruz de
tu ermita,
sin nadie que nos acompañe.
En tardes como ésta
sólo tú y yo sabemos qué se siente.
Cuando yo te miro triste,
sé que tú me comprendes.
Acompañados de nuestros ojos que os miran con admiracion. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarPor mucho que llueva o truene, ese frontón ya ha hecho historia.
ResponderEliminarY el viento,la lluvia y las gaviotas saben lo que hacen.
Todo será a mayor gloria de esa humilde y golpeada pared,que antes o dedpues devolverá los tantos a tu favor.
Hara justicia.