Haixeder: Encinar de Sopeña (Karrantza)

El pasado sábado, 21 de Abril, quise participar en la salida al Encinar de Sopeña propuesta por Carrantia, con Sergio Fernández Olazabal como guía.

Le tengo una gran estima a este chaval del Valle de Carranza, porque siempre he dicho que, si en algo pecan los carranzanos, es en que no valoran suficientemente la naturaleza de su valle encantado. Creo que como tienen árboles, prados, animales y parajes naturales en abundancia no son conscientes de que deben cuidarlos y valorarlos en su justa medida. Y Sergio es uno de los que sí que lo hacen.

Salió una preciosa mañana y al despertarme (me quedé a dormir en Karrantza) éste fue el primer paisaje que vi...

Podría decir que SOLAMENTE 8 adultos y 7 menores participamos en esta salida, pero estuvimos los que quisimos estar. Ya está. Seguramente, esa mañana las tabernas estarían llenas y los montes vacíos; no en Karrantza, sino en toda Euskadi, a pesar de que todos y todas le tenemos una gran estima a la naturaleza y nos encanta.

Al norte de Karrantza, a los pies del monte Armañon, se extienden las peñas calizas de Sopeña.

Esta muralla de origen natural, sirve de manto protector a la vegetación que nace bajo su cobijo; la pared rocosa que lo delimita por el norte le protege de los fríos vientos y refleja el calor del sol creando un microclima especial. Es por este motivo que podemos encontrar un encinar mediterráneo en la cornisa cantábrica. Encinar que está acompañado por brezos, robles y el río Maya.

Todos estos elementos hacen de este rincón un lugar de increíble belleza.

Desde Concha, pasando por Biañez, llegando a Paules y ascendiendo por una pista nos acercamos hasta este paraje, con vistas al "Salto La Vieja", entre los montes de Ranero y El Mazo, y los barrios de Ranero y Santecilla delante suyo, que fue desde donde iniciamos la ruta a pie.

Zutik atzean, Sergio, Julen, Gorka y Bego, Alicia L., Jesu, Alicia G., Maite eta Argia; aurrean, Eneko, Lucía, Jone, Oier, Jon M., eta Jon B.

En el tramo de acercamiento al encinar me fui fijando en los centenarios y robustos troncos que iban apareciendo, llenos de musgo en su cara norte.

Sergio nos fue contando detalles muy interesantes durante el recorrido: los mitos, las orugas de la procesionaria del pino, las cerraduras de los prados, los barrios cercanos, las plantas del lugar, los árboles, los buitres, la brújula...

... atento estaba yo, que quería aprender de la sabiduría de Sergio, pero también estaba atento por si surgía oportunidad de capturar bonitas fotografías de los participantes en la excursión...

...y llegamos a las inmediaciones del encinar, donde Sergio había preparado una gymkana para los niños y niñas de la excursión... con cuyas pruebas disfrutaron y compitieron con ganas... tras atender a sus explicaciones iniciales...