De niño apenas tuve rompecabezas, solamente recuerdo una caja que, quizás, alguien me regaló o que me encontré en la basura (ahora todos nos hemos vuelto muy finos, pero cuando yo era niño había que buscar entre la basura, porque había necesidades y siempre ha pasado que lo que a unos les falta a otros les sobra).
Un rompecabezas era un juego de unos cuantos cubos de plástico (12 casi siempre) cuyas caras tenían parte de una imagen. Poniendo correctamente las 12 caras adecuadas hacia arriba se lograba completar la imagen. Es decir, tenías seis imágenes diferentes para completar en un único juego de rompecabezas.
Un rompecabezas era un juego de unos cuantos cubos de plástico (12 casi siempre) cuyas caras tenían parte de una imagen. Poniendo correctamente las 12 caras adecuadas hacia arriba se lograba completar la imagen. Es decir, tenías seis imágenes diferentes para completar en un único juego de rompecabezas.
Y ya con unos veinte años, cuando ya era mayor para salir de mi pueblecito sin calles e ir a una ciudad tan grande como Bilbao, en un escaparate vi unos puzzles, que yo no tenía muy claro lo que eran, pero me pareció atractivo y entré a preguntar. Al final, tras pensar qué hacía, y si merecería la pena gastarme 300 ó 400 pesetas, me compré uno de 250 fichas. Yo noté que la dependienta me miraba extrañada, no sé, a lo mejor se notaba que yo no era de Bilbao y que procedía de un pueblecito sin calles. Y... acabó preguntándome si el puzzle era para mí, cuando yo le pregunté si ella sabía si era muy difícil hacerle. Su gesto fue muy expresivo y entonces apunté... "es que nunca he hecho un puzzle". Entonces fue cuando debió pensar... "...y éste, ¿de dónde ha salido?" De un humilde pueblecito sin calles... Playa La Arena (Zierbena).
Mi pueblecito sin calles es humilde, pero a mí siempre me hizo feliz.
Aquella nueva aventura me fascinó, empecé a guardar las monedas que encontraba por la playa cuando el implacable viento del norte levantaba la arena y dejaba a la vista los duros y pesetas que se le caían de los bolsillos a la gente de Bilbao en verano. (Ellos nunca habrán tenido que rebuscar entre la basura, ni ir a las peñas a coger lapas para poder comer, y venían a la playa con monedas en sus bolsillos... y las perdían entre tanta arena). También empecé a guardar las monedas que tiraba mi padre al suelo cuando venía borracho de madrugada. A menudo, preso del sueño, yo me iba quedando dormido mientras él me hablaba de sus aventuras en los bares y entonces se metía la mano al bolso y me tiraba a dar con alguna moneda... para que le hiciera caso. Y, a veces, en la charca que había cerca de la fábrica de algas, con la chimbera mataba alguna culebra grande y a un señor de Bilbao le vendía la piel por 25 pesetas (entre la gente de Bilbao y la de mi pueblo siempre ha habido buena relación). Mi pueblecito sin calles era un lugar muy humilde, pero a él venía gente importante, gente de pueblos y ciudades importantes... y con muchas calles.
Así era mi pueblecito sin calles cuando yo era niño. Nací en la casa rodeada de un cuadro amarillo.
Y la "gente importante" lo fue transformando poco a poco...
(Fotos cedidas por Germán Campo)
(Fotos cedidas por Germán Campo)
En aquellos años mi juego favorito era apuntar en un cuaderno las matrículas de los coches que empezaban a venir a cientos a mi pueblecito sin calles. Un bolígrafo Bic azul y un block pequeño eran mi juguete favorito. Yo me sentaba a la orilla de la carretera, frente a mi casa, y anotaba todos los coches que pasaban con la fecha. Así aprendí números de 6 cifras, y todas las provincias del Estado Español y también algunos países de Europa. ¡Cómo me hubiera gustado conservar hasta hoy aquel cuaderno de matrículas! Fue mi padre Julián el que truncó esa esperanza, como tantas otras.
Mi pueblecito sin calles fue colonizado sin escrúpulos; no para las personas que vivíamos en él, sino para la riqueza medioambiental que tenía.
Y así, y también vendiendo caracoles, cogiendo algas o haciendo fardos... te hacías con algo de dinerillo y compraba puzzles. Yo no iba a las discotecas, como los demás chicos de mi edad, a mí las salas de fiesta no me gustaban, me sentía extraño... No sé, demasiadas luces, demasiada oscuridad, demasiado ruido, demasiada gente...
Puzzles de 500 piezas, puzzles de 1.000 piezas, puzzles de 1.500 piezas, de 2.000 piezas y fui subiendo... 3.000, 5.000, 7.500, 9.000, 12.000, 18.000 piezas... cada nuevo puzzle era un reto y a mí eso de los retos siempre me ha llamado la atención. Habré hecho decenas de decenas de puzzles, sí. Y llevé mi afición a las escuelas... y contagié mi puzzlemanía. Los políticos de hoy en día no sé si lo considerarían "adoctrinamiento".
En el colegio público El Casal (Gallarta) dejé puzzles colgados por las paredes y muchos niños y niñas de Sanfuentes y Gallarta hicieron puzzles conmigo en Plástica, en 6º, 7º y 8º de EGB. Y en el colegio público Múgica del casco viejo bilbaino, en ratos libres, hice uno de 2.000 piezas, era una estampa vasca, con baserri, vacas y prados verdes... y lo regalé al colegio, quedó colgado en una pared cuando me fui (de eso han pasado ya 30 años).
Pero hablando de puzzles y de escuelas, en Karrantza, con una clase de 4º de Primaria, hace 7 años, hicimos durante todo el año en Plastika (y aprovechando recreos) el que entonces era el mayor puzzle del mundo, de 24.000 piezas. Fue un proyecto que nunca olvidaremos. Y está colgado en una pared del colegio, gracias a unos padres de AMPA que a su vez eran operarios municipales, con las fotos de los 16 niños y niñas de la clase (falta la mía). En haixeder está publicado todo el proceso: https://haixeder.blogspot.com.es/2012/04/el-puzzle-mas-grande-del-mundo.html
Cuando llegaron a 6º de primaria y tuvimos que despedirnos, me hicieron este regalo...
En Karrantza también participé voluntariamente en Actividades Extraescolares de puzzles y promoví la realización de puzzles en la biblioteca escolar cuando estuve en una plaza de ACEX, hace ya más de una década. Y recuerdo que una vez impulsé una exposición de puzzles en la plaza de toros de El Suceso. En Karrantza hay muchas casas que tienen puzzles en sus paredes, porque muchos niños y niñas se engancharon a esta bonita afición conmigo.
Esta imagen es de la exposición en la plaza de El Suceso.
El de la imagen inferior era el puzzle más grande que yo había hecho hasta entonces, de 12.000 piezas, y lo llevé a la exposición de la plaza de toros. Después, se lo quise regalar a una andereño, Rosa Martin, para el hall de su casa en Sodupe. Fue su marido quien posibilitó que lo pudiera exponer, llevándomelo en su furgoneta y quise agradecérselo regalándoles el puzzle.
¿Qué iba yo a hacer con un puzzle tan grande? Siempre he regalado puzzles, a menudo, no tenía mucho más para regalar, la verdad. A mis queridas Celia y Amali, amigas de mi madre, les regalé uno grande para el salón de su casa en mi pueblecito sin calles. Y a mi prima Belinda Zumalakarregi le regalé varios para su nueva casa.
A mi ama Teresa también le regalé uno una vez por Reyes (a mí cuando era niño nadie me dijo que existía Olentzero). Mi ama estaba un poco enfadada conmigo y yo, para ganarme su perdón le hice un puzzle en mis vacaciones de Navidad. De 5.000 piezas, uno del famoso "castillo del rey loco", espectacular. Mi pobrecita madre se gastó un dinero que casi no tenía en ponerle cristal y marco de categoría en una tienda de Santurtzi y lo colgó en su segunda casa, cuando tuvo que irse de su verdadera casa, la casa en la que me parió a mí (en mi época los niños no nacíamos en el hospital), en mi pueblecito sin calles. Mi ama ya se fue al cielo hace 18 años, pero el puzzle continúa allí, en la pared de su sala.
Recuerdo que la noche que vienen los Reyes Magos me la tuve que pasar en vela, terminándolo y pegándolo (tarea nada sencilla) con cola blanca (yo nunca pego los puzzles con el complemento que ellos traen, siempre los pego con cola blanca). Pero hacia las diez de la mañana terminé y pude regalárselo. Yo casi nunca le regalé nada a mi madre Teresa, pensaba que no era necesario, como casi todos los hijos. Y como casi todos, me equivocaba.
Ahora ya no regalo los puzzles que hago, los guardo, los escondo debajo de mi cama, sin enmarcar porque los marcos cuestan bastante dinero y yo no puedo permitirme ese gasto. Cuando estoy enfermo y tengo que estar en casa suelo hacer puzzles, me ayuda a pasar el tiempo y se me olvida un poco que estoy enfermo. Eso me viene bien porque yo no sé estar enfermo, soy ... hipocondríaco, o eso es lo que me terminan diciendo siempre.
Me gustaría enseñaros algunos de los puzzles que he hecho. ¿Puedo?
1.000 piezas, de Schmidt Puzzle, de 70 cm x 50 cm, "Au clair de la lune" se titula.
Ambos de 1.000 piezas, de aprox. 70 x 50 cm, de Heye Puzzle, de una serie que se editó en 2007 "Poison" y "Moonligth", tenían por título, respectivamente. Aún conservo sus cajas, ..."coleccionista de recuerdos".
De 1.500 piezas, puzzle único de una pareja.
La famosa "Muchacha en la ventana" de Dalí en puzzle de 1.000 piezas de la marca Jigsaw Puzzle. Siempre me gustó este cuadro que Salvador Dalí realizó en 1925, pintando a su hermana Ana Mª, así que cuando lo vi... no me pude resistir.
Este exclusivo puzzle, de Educa, de una colección especial de ilustraciones de fantasía del turolense Luis Royo, de 96 x 34 cm, 1.000 piezas, se titula "La flor del dolor" y se publicó en 2009. Me fascinaron las imágenes de Luis Royo y compré todos los que pude encontrar en el mercado. como por ejemplo el de la fotografía inferior, éste de 1.500 piezas, con muchos tonos marrones, de 85 x 60 cm., titulado "La diosa".
Éste es de 1.000 piezas y le hice cuando era joven. También le compré en Bilbao. Y estuvo muchos años colgado en la pared de la ermita de San Inazio en La Arena (Zierbena), mi pueblecito sin calles, pero cuando la repararon alguien importante pensó que sobraba y lo tiraron. Fue entonces cuando tuve que volver a ir a buscar entre la basura... y lo encontré y lo guardé con mucho cariño, también debajo de la cama. Era cuando empezaba a estudiar Euskera y... le guardo un cariño muy especial. Han pasado muchos años desde entonces y han cambiado muchas cosas desde entonces, pero sigue habiendo "presos políticos", exiliados y refugiados.
Éste tiene su historia, como casi todos. Amaia y yo lo vimos hecho, en una pared de una cafetería, y nos gusto. Amaia me lo buscó y lo he tenido guardado varios años, hasta hace muy poco, que lo he montado. Tiene 3.000 piezas, de 120 x 85 cm, es de Educa, y se titula "Terraza Toscana". Es un paisaje muy bello.
Puzzles de animales, y especialmente caballos, he hecho muchos, unos solo y otros con mis alumnos y alumnas, a quienes, generalmente, les llevaba puzzles de animales (caballos, gatos y perros, sobre todo), porque les gustan. Éste es de 1.000 piezas, me llevó entre 15 y 20 h montarlo, suave suave, es de la marca Ravensburger, muy buena, de una calidad excepcional. Mide, como casi todos los de 1.000 piezas, 70 x 50 cm. y tiene de título "Caballo contra el oleaje", un título muy gráfico y acorde con la imagen.
"Best friends" lleva por título este puzzle de la marca Jumbo, de la colección de Judy Reinen, de 1.000 piezas, y tiene una bonita historia detrás, porque le he hecho dos veces. Primero le hice en mi primer neumonía, para Mari, una señora encantadora que se jubilaba de cocinera en el CEIP Concha (Karrantza) y que me trataba cono si fuera su hijo. Hace poco me tropecé con ella en Kontxa y le di un abrazo muy grande. Ese puzzle me gustaba muchísimo, por eso se lo regalé a Mari. Pero luego lo volví a ver en una tienda de Bilbao y lo volví a comprar para volver a montarlo y guardarlo para mí. Y, sí, conservo hasta la caja.
La fotografía de la jubilación de mi querida Mari también la guardo. ¡Ay, qué jóvenes éramos!
Yo siempre he intentado trasmitir mis aficiones a mis alumnos y alumnas: los puzzles, los animales y plantas, o naturaleza en general, el deporte... no por "adoctrinar", que ahora se está poniendo de moda esta palabra, sino porque son aficiones sanas que a mí me han ayudado mucho, a crecer, a disfrutar, a vivir sin grandes cosas materiales, pero feliz.
Y siempre me he movido para que tuvieran puzzles a su alcance (y tablas para montarlos también).
Por ejemplo, este grupo hizo éste puzzle para regalárselo a la tutora de su curso.
Los niños y niñas mostraban orgullosos sus puzzles y yo les sacaba la motivadora foto.
Jon Flores muestra orgullosos el puzzle doble de "Spiderman".
Guardo muchas imágenes de aquellos años, no son de gran calidad, pero ahí quedan y para mí son tesoros, recuerdos que forman parte de una vida.
Los puzzles eran una actividad estrella en la biblioteca del colegio en aquellos años.
Cuando tenía tiempo y ganas de darme una vuelta por Bilbao, siempre iba donde sabía que había tiendas de puzzles. Eran mi lugar favorito. Nunca hubo demasiadas y abrían, pero cerraban después...por falta de negocio. Los hobbyes educativos resultan caros.
Los puzzles siempre han estado presentes en mi vida desde que los conocí. Me parece un entretenimiento muy educativo y ya el la publicación de la revista escolar "La Escrita" (páginas 32 y 33) hablaba de ellos y de sus ventajas y beneficios:
* son una alternativa saludable de ocio, más educativa que la televisión, el móvil o los videojuegos, por ejemplo.
* estimulan la capacidad organizativa, la concentración y la puesta en marcha de estrategias.
* desarrollan los sentidos de la vista y el tacto (y la psicomotricidad fina).
* premian la paciencia y la constancia al ser un trabajo a medio plazo, en contraposición con las prisas y finalizar un trabajo de cualquier manera (mal estudiantil muy extendido).
* permiten el trabajo individual, pero facilitan el trabajo en grupo (cooperación).
* relacionan a la familia compartiendo tiempos y un objetivo común.
* potencian la autoestima al ver los logros obtenidos con el esfuerzo.
* divierten y entretienen personas de cualquier edad y de diferentes capacidades.
* son un buen regalo y decoran espacios, por lo que resultan baratos o buena inversión.
* no tienes una meta definitiva, porque siempre te puedes ir superando, buscando nuevos retos.
Hay diferentes modalidades de puzzles, aunque los más frecuentes son los de cartón y planos, pero ya los hay de 3D, de piezas de miniatura, de madera... El mundo de los puzzles es infinito.
El de la imagen superior fue un regalo que me hicieron, apropiado para mi hobby. Me lo regaló Amaia, a quien también le he despertado el gusanillo por los puzzles y le he regalado algunos (imágenes inferiores) para que hiciera (no pude resistir poner alguna ficha)
Y éste ya lo hice hace más de 20 años y lo tengo colgado en la habitación donde duermo en mi pueblecito sin calles. Me gusta mucho porque a los pintores nadie los pinta, siempre se da valor a sus obras. Para mí ellos están por encima de sus obras, porque estas no existirían sin ellos. Ser pintor es difícil. Ser artista es difícil. Ser músico es difícil. Ser escritor es difícil. Oír música o leer es muy fácil y aún así... hay mucha gente que no lee. Gente importante.
Para mí importante sólo es la gente que no actúa como tal.
Kiko y Rober, en Pobeña en 2015
Pero por hacer puzzles me vi sin querer envuelto en un proyecto de mayor envergadura y compromiso para mí. Kiko Garay, sacristán de Muskiz, y al que yo conocía desde niño porque venía habitualmente a por flores a donde mi tío Ipe que era jardinero, se presentó un día en nuestra casa y me dijo que tenía que hacerle un favor muy grande. Era finales de la década de los 80 y estaban arreglando la ermita de la Virgen del Socorro en Pobeña. Del techo de la ermita colgaba un barco y como ya estaba deteriorado, Kiko quiso regalar otro barco más moderno a la ermita, pero él no sabía cómo construirlo y, como me veía a mí montando grandes puzzles, pensó que yo sería capaz.Los dos primeros día no pude dormir, pero, finalmente, me decidí a intentarlo y lo conseguí. Desde hace ya unos 30 años el barco que yo monté cuelga también del techo de la ermita de la Virgen del Socorro en Pobeña.
El buque Juan Sebastián Elcano en la ermita de la Virgen del Socorro en Pobeña
Kiko me trajo un kit de modelismo para la construcción de la maqueta en madera del buque escuela español Juan Sebastián Elcano. Este modelo a escala incluía todas las piezas necesarias (unas 3.000 creo recordar) para completar el modelo. Madera, hilos, velas y piezas prefabricadas en metal. Una vez finalizado, el modelo tenía 102 cm de largo, 52 cm de alto y 23 cm de ancho.
1988, cuando David y Juan me acompañaron a Pobeña y le entregué el barco a Kiko en la ermita
Puzzles... tengo muchos por hacer y no sé cuándo lo voy a hacer. Si no los hago será buena señal, querrá decir que no me he puesto enfermo.
Pueden esperar en sus cajas.
Ahora ya no tengo que salir de mi pueblecito sin calles e irme a Bilbao para comprar buenos puzzles. Amaia me ha enseñado a comprar por internet. Estos los he pedido recientemente, son mis próximos proyectos... en puzzles.
Tengo ilusión por hacer el que ahora es ya el mayor puzzle del mundo, de 42.000 piezas, de Educa.
Ahora ya no tengo que salir de mi pueblecito sin calles e irme a Bilbao para comprar buenos puzzles. Amaia me ha enseñado a comprar por internet. Estos los he pedido recientemente, son mis próximos proyectos... en puzzles.
Mide 7,49 m de largo por 1,57 m de alto. ¡Qué pasada! Es un reto irrenunciable.
Cuesta más de 300 €. ¿Y el mayor problema no es ese, sino dónde consigues una tabla apara él y...¿dónde le haces? Pero le haré...
He hecho muchos puzzles, con todo tipo de motivos (paisajes, animales, da fantasía...) y... me quedo con los de hadas, me encantan, son muy artísticos. Si pudiera, pediría, por ejemplo que sacasen en puzzles de 3.000 piezas o así... estos:
ÚLTIMA HORA:
Uno de los pedidos por internet me ha llegado muy rápido. Le abrí una tarde, después de comer y le acabé al día siguiente a media tarde. No estuve constantemente en él, ¡no! pero sí dediqué unas 14 h.
Ahora tengo otro proyecto, convertir en puzzle algunas de mis fotografías favoritas.
Quizás, algún día os lo podré contar.
Es un verdadero placer leer tus relatos, no dejas de sorprenderme contunuamente, muchas gracias por compartirlos, derrochas sinceridad en lo que escribes. Zorionak
ResponderEliminarSin palabras. Y ya es difícil...
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