jueves, 15 de octubre de 2015

Reflexiones desde dentro de mí

El tiempo destruye hasta las obras más bellas. 
A veces, el hombre no deja que las destruya el tiempo; 
es él mismo quien las destruye, 
olvidando que  él fue también quien  las creó. 
La destrucción es indestructible, es para siempre, 
perdura en el tiempo.

Hay personas que, queriendo encontrar la luz, 
sólo son capaces de ver el lado oscuro de lo que buscan.

 Si no te rindes ante la adversidad, 
ella estrechará tu camino, 
pero tú   no te detendrás.

 No importa que no me lo escribas, 
ni tampoco  importa si me lo escribes mal, 
lo que verdaderamente importa es que me quieras de verdad.

La industria y sus sirvientes nos impiden  ir hasta Luzero, 
un lugar mítico para los galipos de Zierbena. 
Es preciso subir al monte para poder contemplar tan bello paraje. Maldigo al poderoso, suele ser prepotente y usurero; 
admiro la naturaleza, suele ser humilde y generosa.

 Pasan los años y esta pared se mantiene en pie. 
Me detengo ante ella y la fotografío, 
pero...¡¡lo que daría por poder fotografíar a quien las construyó!  
Él es quien merece la eternidad.

 Iribar, Clemente y Julen Guerrero...
Si el Athletic Club es como una religión. 
Ellos son los dioses en los que yo creí.


Si yo pudiera volar iría cada noche hasta tu ventana.



Me recuerdas a ese egoísta que no sabe compartir.
 ¿Porqué lo querías sólo para ti si cabemos perfectamente las dos?

Si no habría nacido en Zierbena, quisiera haber nacido aquí.

 Siendo  tan pesada carga, caminas junto a mí. 
Nadie como yo sabe el cielo que tú te mereces.

 
 Existen personas que te marcan.
Y existen personas para enmarcar.
En ti se juntan ambas cosas.


 La curiosidad no mató al caballo.

Vaya donde vaya, 
siempre encuentro una ventana para mirar hacia mi pueblo (Zierbena)

En el corazón de una mente creativa todo  puede tener vida

Si cierras la puerta, quizás, 
no haya nadie esperando cuando  la abras.

 Los cañones siempre apuntan al mar.
Los pacifistas siempre miran  a  tierra.

No  conseguí mi sueño de  ser dueño de un envidiable  palacio...

 Ni alcancé mi sueño de ser dueño de una preciosa casa...

Y fracasé  incontables veces, 
porque soñaba con llegar siempre el primero... 
y pocas veces lo logré.

En realidad, yo  no soy dueño de casi nada, 
poseo poco más que los recuerdos 
que el paso de los años me ha ido regalando.
 Sin embargo, no me gusta quedarme en  soledad en mi  lujosa silla,
 soy feliz sentándome junto a vosotr@s, 
en ese incómodo banco de piedra;
y recordando las historias que no quiero que se olviden jamás.

   Todas las imágenes de este post fueron  realizadas por mí, caminando por ahí.   
Todo lo escrito...me salió del corazón, 
hoy, 15 de octubre, día en que nació mi  querida madre, 
Teresa Ollobarren Elgera,  q.e.p.d., hace 78 años

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