Dedicado a Teresa, mi madre
Cuando hice el tema de "Estuario del río Barbadun y su entorno más cercano", un tema de 17 capítulos, (http://haixeder.blogspot.com.es/search/label/Estuario%20del%20r%C3%ADo%20Barbadun%20y%20su%20entorno) ya puse en el pie de foto de una imagen mía en esta roca que era un bonito lugar para escribir una poesía. Era un proyecto que realicé en su momento y que publiqué en haixeder. Ahora lo repongo.
Se la he dedicado a mi madre, Mª Teresa Ollobarren, que hoy, 15 de octubre, día de Santa Teresa, cumpliría 77 años (murió hace ya 14 años); y la titulé "Marisma del Barbadun", aunque también pensé en llamarla "Siemprevivas para Teresa", que es el título que le he dado a esta entrada.
Naciste natural y
libre,
hace tantos siglos ya
que nadie sabría decir cuándo,
hija del mar, hija
del río,
tú, Marisma del
Barbadun.
Creciste cerca de las
dunas,
arenales vestidos con
plantas excepcionales,
que no temen ni
al ardiente calor del sol,
ni al soplar del
viento implacable;
y te hiciste amiga de
aves emigrantes,
que, al ver desde el
cielo tu figura,
se detenían a reposar
en tus aguas dulces y saladas,
buscando pececillos
escurridizos
que navegaban por tus
orillas y canales,
y a respirar el perfume
de tus flores,
flores de aromas suaves.
Pero hace más de 40
años,
un ser que llaman
humano mutiló tu belleza
en una cárcel de
hormigón, tuberías y tanques gigantes.
Ahora vuelves a ser libre, como antes,
aunque sometida a sus
leyes absurdas y arrogantes.
Vive, Marisma, vive;
renace.
Cubre tu jardín de biodiversidad.
Yo vendré, siempre
que pueda, a visitarte.
Y tú regálame un ramito de siemprevivas,
que quiero llevarlo hasta la tumba de mi querida madre.
Rober Areizaga Ollobarren, 2013
Rober Areizaga Ollobarren, 2013
Recordando a mi madre
No sé si he llegado lejos en mi vida, o si no.
Pero sin mi madre no estaría aquí.
Aún recuerdo que ella llevaba las alpargatas rotas
para que yo pudiera ir calzado a la escuela,
y comprarme mi primera enciclopedia.
Mi madre se levantaba antes de salir el sol,
y se acostaba cuando ya había salido la luna,
Nunca pudo llevar vestidos caros, ni pulseras,
ni arreglarse las caries de sus dientes,
ni poder tener caprichos.
Ella se sacrificó toda su vida,
por su familia, por sus dos hij@s.
Yo se lo debo todo,
porque ella me dio siempre todo lo que tenía,
y, a menudo, hasta lo que no tenía para darme.
A veces, no supe ser buen hijo,
pero siempre supo perdonarme.
Ella también necesitaba, pero nunca me pedía,
y, aunque yo no le pidiera, ella siempre venía a darme.
Yo siempre la quise,
pero no sé si supe quererla bien;
ahora que ya no está me doy cuenta de lo grande que era
el amor que toda su vida me dio mi madre.
Anteayer me convertí en aitite.
La alegría del nacimiento de Lier es inmensa,
pero no borra la ausencia de Teresa.
"¡Si le pudiera ver mi madre!", fue lo primero que pensé al verle,
me acerqué y le di un beso,
un beso mío y de mi madre,
el beso que ella nunca podrá darle.
Rober Areizaga Ollobarren, 2013/X/14
Precioso Muy bonito maizu
ResponderEliminarPrecioso!!!. Los que nos han querido, aunque se vayan, siempre permanecen a nuestro lado, se convierten en ángeles de la guarda que nos protegen y guían. Estoy segura, lo siento, y yo así lo quiero creer.
ResponderEliminarQué grande...
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